viernes, 30 de junio de 2017

¡Ay!, Esos Abusadores....


No tiene que ver con que sean hombres o mujeres, niños, jóvenes, adultos, o, ancianos también puede ser tu hermano, tu papá, tu pareja, tu “mejor amigo”, tu jefe, tu compañero de equipo y hasta tu hijo de 4 años porque es que los hay de todos los tipos: encantadores, de “carácter fuerte”, coquetos, sensuales, “mártires”, pícaros, “santitos”, o, “religiosos”, astutos, socarrones,  “tira la piedra y esconde la mano”, el asunto es cómo identificarlos para evitar meternos en ese lío.
 
Lo primero que hay que saber para prepararse frente a un posible abusador es que el abuso siempre se da a nivel intelectual y emocional, aunque no siempre, a nivel físico. Es decir, no te autoengañes pensando que “como no me ha tocado un pelo, no puedo ni decir, ni pensar, que es un abusador”, no.

Si estamos hablando de una persona que ejerce control sobre ti y te obliga, de alguna manera, a tomar decisiones, decir palabras o hacer cosas que no quieres, es un abusador.

Estas personas, tienen comúnmente, una baja autoestima resultado de una notable inmadurez psicológica o emocional y no logran relacionarse con los demás de forma adecuada. Es decir, desarrollaron una incapacidad para entender que en las relaciones hay reciprocidad y que éstas son de doble vía pues, en su inmadurez (se quedaron de 3 años y se siguen creyendo el cuento de Disney, y juran y perjuran, en su mente, que son princesas y príncipes) están siempre convencidos de que ellos se merecen todo lo que deseen y que el mundo gira en torno de sus deseos y caprichos, sin tener que dar nada a cambio ni considerar al otro en la consecución de sus metas.

Algunos de sus rasgos más notorios son:

 
·         Muestran una “doble personalidad”: unos momentos son tan amables, queridos y encantadores que no puedes si no “enamorarte” de ellos y, de repente, o en otros momentos, saltan comentarios sarcásticos, burlones, o, los ves tomando decisiones, o, acciones crueles y desconsideradas con los otros que te dejan con la “boca abierta”.

·         Son celosos, posesivos y demandantes e intensos cuando tienen un objetivo y, en lugar de pedir un favor, te lo ordenan, o, si lo piden, la forma en que lo hacen es como si fuera una orden y lo quieren “para ya” y sin importar lo que tú tengas que hacer para ello, o, lo que tengas que dejar de hacer para complacerles.

·         Como tienen baja tolerancia, pues no consideran a los otros, desarrollan un temperamento explosivo cuando no consiguen lo que quieren: gritan desesperados, golpean cosas, hacen gestos violentos, te amenazan a nivel psicológico (ya sea con el papel de víctima o el rol de agresor manipulador) haciéndote sentir culpable, minimizando siempre tus necesidades y sentimientos y sobrevalorando sus necesidades y sentimientos. Este comportamiento, evidentemente, es uno de los que más funcionan contra sus víctimas pues ésta se siente responsable de las necesidades y sentimientos del abusador y le sirve a sus propósitos egocéntricos, dejándose abusar.

·         Siempre culpan a los demás de sus propios problemas, irresponsabilidades y manejos inadecuados de situaciones financieras, laborales y emocionales. Algunos llegan a usar de excusa a “Dios”, al universo, a la suerte, a sus múltiples ocupaciones, o a que “me odian, me envidian, me la tienen montada” pues, nunca se hacen cargo de sus errores, y, por supuesto, evitan al máximo disculparse pues, además les queda difícil ya que, en su inmadurez, de verdad, creen que tienen la razón.

·         Tiene una aguda percepción de los puntos débiles de la víctima así que se burla, juzga a la víctima, la amenaza, la insulta, la ataca verbalmente (generalmente primero en privado, y, luego, al escalar, amenaza constantemente con hacerlo en público, o con hacer algo en público que dañe su imagen o nombre frente a la sociedad, fomentando más miedo en la víctima que sigue cumpliendo con sus demandas desconsideradas), y en, extremos, la ataca físicamente (iniciando en privado y luego, en público).

·         Tiene una idea totalmente irreal de sus capacidades y de lo que es y vale para la sociedad. Por ello, cree tener los grandes negocios en sus manos todo el tiempo y ser el mejor candidato para obtener los cargos más altos o, la pareja más deseada, con lo cual, vive en un mundo de expectativas mágicas y fantasiosas de lo que puede obtener y ser que, evidentemente, nunca se cumplen pero que, siempre es por alguna razón diferente y externa a sí mismo.

 Si lees este artículo y encuentras que vives con alguien así o que tienes alguien así en tu vida, es muy posible que estés sufriendo un abuso psicológico, emocional o hasta físico.

Es importante que entiendas que esa persona requiere ayuda profesional y que tú también pues, un abusador sólo existe cuando hay una víctima que tiene el perfil perfecto para jugar ese rol. Ese perfil sólo está cuando una persona tiene tal baja autoestima que, le permite ser abusada y ejercer una posición sumisa, lo que se traduce en que es posible que sea una persona sin firmeza, sin empoderamiento alguno en sus capacidades emocionales y poca seguridad interior.