Las
fugas de energía reciben nombres diferentes según el enfoque terapéutico o de
coaching que se utilice. El asunto es que hace referencia a esas acciones,
creencias, recuerdos, relaciones, sentimientos y otros procesos a nivel físico
o emocional y hasta espiritual que, por la razón que sea, actúan como una
fisura por donde se va nuestra energía, tiempo y oportunidades y que nos
bloquean nuestro diario vivir y no nos permiten tener una mejor calidad de vida
o lograr nuestros sueños y metas.
Estos
bloqueos cognitivos o incompatibilidad entre cognición (ideas y creencias) y
conducta, como le llaman en otros enfoques de crecimiento personal, se
presentan regularmente en algún momento de nuestras vidas, dicho de otra
manera: “es totalmente normal”, y afectan a todo tipo de personas: amas de
casa, artistas, ejecutivos, docentes, empresarios, jóvenes, adultos mayores,
niños, en fin. Por ello, en este artículo, tomaré 3 casos trabajados en
consulta de coaching y terapia, mostrando cómo los resolvimos y cómo cerramos
esas fugas de energía, de manera que si te encuentras en esta situación o sientes
que tienes una fuga de energía te sea útil.
1.
Luis,
30 a 40 años, México*. Cuando la fuga de energía ataca tu autoestima: Luis, sufría de un sobrepeso importante sin embargo, aparentemente,
eso no representaba para él problema alguno pues él llegó a Business Coaching porque
quería ser el mejor vendedor de su empresa. En el proceso al hacer el análisis surgió
que se sentía incómodo con su sobrepeso, se sentía poco atractivo, ya no sólo
como imagen y vendedor de su empresa porque pensaba que para vender bien como
quería, debía ser más delgado como sus compañeros, si no que hasta para
“conseguir pareja” o sentirse deseado su peso lo hacía actuar de forma tímida e
insegura en todos los aspectos de su vida y con todas las personas llegando algunas
veces, hasta a mostrarse agresivo y resentido, alejando a todos de sí. Así,
descubrimos que el tema del sobrepeso había sido una fuga de energía velada por
unos 10 años que llevaba aumentando de peso y que no quería afrontarlo porque
le costaba emocionalmente aceptarlo. Entonces, aceptó que tenía sobrepeso y que
se “declaraba gordo” y que ya, al aceptarlo, ese hecho no lo podía hacerlo
sentir mal y actuar “como amargado” porque ya no iba a permitir que esa idea le
bloqueara sus actitudes, estrategias y formas de actuar con los demás. En ese
momento, se liberó, y ahí increíblemente, poco a poco, comenzó a atraer a
clientes y amigas por su amabilidad y espontaneidad renacidas y ello, lo
impulsó a cuidarse más en su imagen y su dieta, haciéndolo bajar de peso. Reconocer su fuga de energía y aceptar
que su sobrepeso le “bajaba su autoestima” y aceptarse como “gordo” le apoyó en su proceso y alcanzó sus logros
laborales, incrementando sus ventas.
2.
José,
30 a 40 años, Colombia. Cuando la fuga de energía se debe a procastinar por miedo a un desempeño pobre: José, era un joven empresario que por
la recesión en Europa y U.S.A. y el alza del dólar en Colombia, vio bajar de
manera brusca su cuenta bancaria y buscaba cómo conseguir un empleo en una
empresa multinacional. Dentro del proceso de Business Coaching se vio que todos
los pasos que le tomaban más tiempo, dedicación o aprendizaje de una nueva
habilidad o de una habilidad que le costaba, su respuesta era “eso dejémoslo
para más tarde”, o, “lo hablamos en la otra sesión”. Asistía a las entrevistas
de trabajo y siempre sentía que no estaba haciéndolo bien, que había podido
haber dicho esto o aquello y hacer esto o aquello. Como algunos eran pasos de
su plan de acción que servían de pre-requisito o co-requisito para lograr otros
pasos, con el pasar de las semanas, llegó un momento en que decidimos analizar
las fugas de energía para entender que era lo que realmente estaba pasando. Al
describir los pasos que estaba dejando atrás como fuga de energía, pudo hacer
consciente que su tendencia a postergar se debía a su miedo a no saber “cómo
iba a salirle” esas tareas específicas que nunca había hecho antes pues él
quería que “todo saliera perfecto” y cuando lo expresó así, entendimos que la
fuga de energía era porque estaba tratando de mantener todo bajo control,
cuando en la realidad, estaba en una
posición desconocida para él y lo más seguro fuera que muchas cosas no
estuvieran bajo su control y necesitaba aceptar que así fuera. Cuando comprendió que no todo estaba bajo su
control y que no todo iba a estar siempre bajo su control ni mucho menos iba a
ser perfecto, sólo lo que él podía hacer, y por lo que podía responder
estaba bajo su control y no totalmente, sino hasta cierto punto, se comprometió
más con su proceso, se relajó, logró
más aprendizajes de sí mismo y eso lo llevó a aumentar su inteligencia emocional, lo cual se reflejó en sus
entrevistas y finalmente, obtuvo el cargo que buscaba.
3.
María,
20 a 30 años, Panamá. Cuando la fuga de energía se debe a tus creencias arraigadas desde tu niñez: María
“moría” por entrar al equipo de marketing de su empresa y aunque ya se había
postulado 3 veces, 3 veces había sido rechazada. Dentro del proceso de terapia
entendimos que “se vendía” como una persona “resentida” y “acomplejada” entre
sus jefes y compañeros en general, pues siempre parecía quejarse de que sus
compañeras tenían los cargos que tenían o, que las tenían en cuenta sus jefes
sólo porque “eran más bonitas” o porque habían estudiado en “colegios y
universidades privadas” y ella no se sentía bonita y había estudiado en colegio
público. Revisando su historia, comprendimos que estas creencias las tenía
desde que era pequeñita pues su madre había impulsado una rivalidad con su
hermana a la que siempre llamaba la “reina bonita de la casa” y a ella, no, y
esto iba acompañado con que su mamá “siempre le daba los regalos más bonitos y
la consentía en todo y le daba la razón en todo a ella” y “hasta le dio a ella
la oportunidad de estudiar en colegio privado, porque tendría más oportunidad
de triunfar por ser bonita y a mí, no”. Después de varias sesiones dolorosas de
aceptación y perdón, de entender las
razones de su mamá por pensar y actuar así, su historia personal y decidir
cambiar esas creencias, María ha podido mejorar sus relaciones con sus
compañeras, mejorar la imagen que de ella tenían en su empresa y eliminar su
creencia que le hacía tanto daño a su autoestima. Aunque no ha conseguido el
cargo, pues sigue ocupado, ya se siente con mayor seguridad en sí misma y lo
más importante no se valora a ella ni a otras mujeres por ser “bonita y haber
estudiado en colegio privado”.
Finalmente,
está claro para los profesionales de la salud y crecimiento personal que las
fugas de energía son muy comunes, no hay razón para sentirse raro o diferente
por sentirlo, pero si sientes que tienes fugas de energía que obstaculizan tu
realización de tus sueños que no has podido resolver, acude a un profesional
que te acompañe en el proceso de crecimiento personal y verás cambiar tu vida
completamente.
*Los
nombres se han cambiado para proteger a los clientes reales, quienes han dado
el permiso de contar sus historias en este espacio, con la esperanza de que
sirva a aquellos que estén viviendo situaciones similares.
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