miércoles, 11 de diciembre de 2013

El Factor Económico en la Vida de Pareja

“Y nunca me dijo que teníamos que ahorrar porque él sentía que iban a reducir al personal, se lo calló todo el tiempo y ahora para rematar no acepta que yo pague los servicios, entonces, ¿Qué se supone que debo hacer?, ¿Espero a que nos corten la luz, o qué?”

Es un tema delicado pero que requiere ser tratado con la mayor asertividad y claridad posible, ojalá desde el inicio de una relación formal de pareja. Sin embargo, no se hace con frecuencia pues todas las conversaciones relacionadas con el dinero generan incomodidad entre las parejas ya que el dinero marca el status socioeconómico, lo que equivale a poder y con ello, todos los prejuicios y posiciones al respecto.

Para entender un poco más sobre el tema y el porqué de estos manejos confusos que generan malentendidos y en casos severos, separaciones y divorcios, vamos a entender un poco las creencias y costumbres que le subyacen.

Hasta hace apenas unos 70 años el modelo de pareja que primaba en nuestra sociedad era el del hombre-proveedor y la mujer-ama de casa. Este modelo que viene de siglos atrás, muestra cómo la economía subyace a las otras áreas que componen las relaciones humanas. Es así como lo social, intelectual, político, científico y filosófico se fue generando en torno a los hombres y a la mujer se le siguió relegando a la cocina, la casa y los hijos. El hombre era visto como superior en todos los aspectos pues, obviamente tenía todas las habilidades desarrolladas mientras que, a la mujer no se le posibilitaba la opción de desenvolverse en algún medio diferente al del hogar. Las únicas labores diferentes al hogar, en general, que ella podía desempeñar eran: profesora, secretaria o enfermera. Desafortunadamente, cuando alguna mujer excepcional salía de ese molde y se atrevía a ir más allá, era juzgada duramente y casi que destinada al exilio social.     

Esta historia marcó la pauta para que el hombre sintiera que no sólo tenía poder físico sobre la mujer por sus habilidades motoras y su fuerza física sino que como él debía ser quien estudiara, adquiriera todas las habilidades intelectuales, políticas y sociales, las creencias y costumbres desde ese tiempo apuntaban a que también era él quién debía tomar todas las decisiones importantes en casa y de esa manera, se le daba todo el poder, control y dominio de la relación de pareja y familia.

Con la industrialización, y luego las guerras mundiales, la salida de la mujer del hogar y la incursión de la mujer al mundo laboral, específicamente en las fábricas, se hace inevitable y con ello, la mujer se encuentra siendo proveedora, también. Primer paso para empezar a desbaratar las creencias y prejuicios que antes se tenían con respecto a las capacidades intelectuales, administrativas y en las demás áreas. Esos hechos empujaron las revoluciones del siglo XX por las cuales las mujeres pudieron obtener igualdad de derechos y con ello vinieron todos los efectos en los roles y estereotipos sociales que aún hoy son inestables y se presentan de manera diferente en las distintas culturas y sociedades en América: Norte, Centro y Sur.

Conocer esto es importante para entender la falta de claridad en cuanto a establecer la comunicación sobre cómo manejar el dinero en la pareja. Como ha sido un tema relacionado con poder y éste ha sido ostentado por el hombre, algunas familias mantienen el sistema patriarcal y algunas otras, un sistema de creencias más igualitario. No se trata de tener una posición de preferencia por uno u otro sistema ni de revisar los beneficios y desventajas de uno u otros sistema de creencias, ese no es el asunto a tratar en este artículo pero sí de entender que, por supuesto, estas diferencias traen consigo que algunas mujeres y hombres crean en uno u otro sistema, lo cual, al momento de establecer roles y hablar de presupuesto familiar se convierte en un problema porque o el uno se adapta al otro, cambiando de perspectiva, lo cual implica un proceso psicológico y cultural duro o, hay resistencia al cambio y con ello, sufrimiento y separación.

Para cuando se presentan este tipo de situaciones u alguna otra relacionada con el tema del dinero en la pareja, unos tips que pueden ayudarte a aliviar la tensión son:

1.   Revisar cuáles son las creencias que tienes y cuáles las que tiene tu pareja con respecto al tema. Luego, hablarlo con mucha tranquilidad y lo menos defensivo que te sea posible con tu pareja. Recuerda que todos tenemos creencias y, mientras no hagan daño a los demás, todas son respetables. Sólo que cuando no son funcionales, es decir cuando sufrimos por ellas, es el momento de analizarlas (lo cognitivo) y modificarlas (lo conductual) para mejorar nuestra calidad de vida.

2.   Llegar a acuerdos con tu pareja sobre cuál sistema utilizar, teniendo en cuenta que el objetivo cuando se trata de finanzas, es siempre ser práctico y real y que no funciona el mantenerse en posiciones “románticas” del siglo XIX o en posición de “orgullo machista” o “dignidad femenina” malentendida si están en la bancarrota por mantener estas posiciones y creencias. Recuerda estás en una relación, es decir hay 2 personas que toman las decisiones y no sola 1.Una relación sana necesita mucho diálogo, mucho que ceder y aceptar pero también, mucho que afianzar.

3.   Si es uno solo el que aporta o uno de los dos tiene mejores ingresos que el otro, es necesario ser consciente de que se generará un desequilibrio en el poder y esto puede manifestarse en baja autoestima, ansiedad y mal humor en la persona que obtiene menores ingresos mientras que, en la que obtiene los más altos, puede haber abuso de poder, de manera directa o indirecta se puede mostrar un poco déspota o así percibirlo el otro, si tiene baja autoestima. Si esto se presenta, lo mejor es acudir a un especialista para que los guíe en el proceso de lograr un equilibrio de poder sano.

4.   Hacer presupuestos basados en las metas compartidas teniendo en cuenta los gastos fijos, extras, ahorro, deudas y deseos de ambos. Aquí, en este punto, es importante tener en cuenta que algunas veces uno de los dos es más “ahorrativo” que el otro y que puede causar muchas discusiones y resentimientos profundos. Si este es el caso, lo aconsejable es recurrir a un acompañamiento psicológico para revisar la mejor manera de resolverlo.

Finalmente, en definitiva, nuevamente aclaro, lo mejor sería discutirlo claramente antes de iniciar un compromiso formal con tu pareja. Lo ideal es conversar sobre cómo utilizar el dinero, identificar qué es prioridad para los dos, hacer planes juntos, ahorrar juntos. Todo lo que se haga necesario para no entrar en el error de muchas personas que mienten, esconden y engañan a su pareja cuando de dinero se trata, ya sea por caer en una mala administración de dinero, es decir, porque se compra lo que no se puede pagar, o no estaba contemplado en un acuerdo de gastos en conjunto o porque el otro puede ser un poco avaro o tacaño. Lo cierto es que el factor económico es uno básico en la relación y si no está funcionando, recurre a las estrategias que comparto aquí y si te es posible, busca ayuda terapéutica lo más pronto que puedas.

 
Referencias

 


 


 


 


 
http://terapiaenpareja.mex.tl/496648_Dinero-y-pareja.html

jueves, 17 de octubre de 2013

Las diferencias que nos unen: la empatía en lo laboral.

Llegué a la oficina fúrica, contándole a María Margarita que me da mucha rabia y que no entiendo que él me conteste así porque yo no tengo que pagar la frustración de no lograr su “gran venta” y sonó el teléfono y contesté: “Aló!” Y preguntaron: “Disculpe, es la empresa XYZ?“ Y dije “Sí, dígame” y el cliente dijo: “Por favor, con Stella” y dije: “Ella es quien habla” y él dijo: “ah hola Stellita, no te reconocí, te oyes rara, pareces molesta, ¿Está todo bien?” Y entonces, entendí: yo había hecho con mi cliente exactamente lo mismo que mi esposo había hecho conmigo.

Esta es una situación recurrente que se presenta en casa, en el trabajo y con los amigos. En consulta entiendo que la solución reside muchas veces en un valor al que necesitamos apelar constantemente para lograr resultados efectivos: la empatía. Este breve artículo abordará la importancia de la empatía en el ambiente de la oficina como parte del clima laboral.

Todos somos diferentes. Nacemos en ciudades, países, culturas, tiempos, familias diferentes. Hablamos distintos idiomas y compartiendo el mismo idioma tenemos variedades lingüísticas por países y hasta dentro del mismo país, por región y ciudad, tenemos diferentes acentos, palabras y expresiones. Todo esto, además de nuestras diferencias genéticas y biológicas, nos hace diferentes.

Con todas esas diferencias individuales, resulta que al final, todos somos iguales. Todos tenemos sueños, ilusiones, conflictos, ideas, creencias, emociones y sentimientos que, aunque sean diferentes y surjan por motivos distintos, el hecho de tenerlos nos hace iguales y es desde aquí que podemos partir para desarrollar la empatía, tan necesaria en nuestra convivencia diaria.   

Varias son las empresas que adolecen de un buen clima laboral y por ello, recurren a talleres y cursos de recursos humanos que trabajo, como parte de los servicios de consultoría que ofrezco. Aunque tanto empresas privadas como públicas requieren estos servicios, es especialmente en lo público, donde encuentro más resistencia al cambio y más indiferencia a la “humanización”.

He encontrado dos factores especiales, de varios, que agudizan la crisis de “humanización” en lo público: es ahí donde hay personas que permanecen muchos años en el mismo cargo y que, sin importar la efectividad de su trabajo o la manera en que contribuyan a generar un ambiente laboral incierto, desigual o tenso, ellos permanecerán allí, en la institución, en ese u otro cargo, pues su contrato así lo indica. Este hecho desarrolla en estas personas la tendencia a abusar de su situación, de abusar de su poder. Desafortunadamente, esta característica de contrato “por siempre y para siempre” les lleva a olvidar que aunque ellos sientan que tienen poder para actuar como les parezca y comportarse con los demás con o sin respeto pues no podrán ser removidos de sus cargos, sus compañeros, subalternos, jefes y clientes externos, igual que ellos, sienten, piensan, se estresan y necesitan ser tratados con consideración, delicadeza y respeto, al igual que ellos, pues, sin tener en cuenta la importancia o circunstancia del cargo que tienen, todos tienen algo que los une: son personas. En el día a día, a muchos se les olvida que el sistema de empatía, respeto y consideración humano debe y necesita ser recíproco para que la institución funcione de manera adecuada y humana.

De igual manera, como segundo factor, están los contratistas que, así como pueden permanecer 4 meses en la empresa, pueden prolongar su estancia por años y años de renovación de contrato temporal, pero que por su carácter de “temporal” les impide generar una estabilidad laboral que a su vez, incide en su sentido de pertenencia a la institución y en su compromiso con la entidad, lo que se ve reflejado en su actitud “desligada” del día a día.

Ahora bien, en cualquier caso, público o privado, la toma de conciencia que Stella, del sector público, vivió y que es la misma que pasó por Elka, Carmen, Liliana o Luz, del sector privado, representa el primer paso de muchos para lograr una mejora en el clima laboral empresarial. Cuando Stella entendió que ella también actuaba inadecuadamente, transfiriendo sus sentimientos de frustración de un tema de casa al trabajo y que su cliente, sin necesidad, estaba percibiendo y recibiendo su frustración, mostrándole lo inadecuado de su tratamiento, Stella pasó a comprender los sentimientos y los comportamientos de su esposo. Esa comprensión la llevó a reflexionar, a observarse y a tener más cuidado con el trato que ella daba a los demás con la intención de no repetir con sus clientes ni compañeros, aquello que le molestaba que los otros hicieran con ella. En ese momento, Stella pasó a tener consideración y respeto con el otro, en general.  

Es así como, la empatía o el reconocer en el otro la característica que vive en nosotros de sentir tristeza, molestia, alegría y desesperación, aunque no sean por las mismas causas y motivaciones, nos da la capacidad de comprender a los demás y a actuar conforme a ello. Es decir, nos lleva a sentir respeto por el otro y a tratarlo con consideración en el día a día en el trabajo; nos lleva a pensar antes de hablar, antes de juzgar, antes de actuar. Nos lleva a pensar ¿Cómo me gustaría que me trataran a mí, si yo estuviera en su lugar?, ¿Estoy actuando así?

Finalmente, esa pregunta se traslada entonces, de otras maneras, a otras situaciones, por ejemplo: Siendo yo un empleado de “atención del cliente” de este banco, ¿Cómo me gustaría que mi compañero de cubículo, Joel, recibiera a mi mamá que viene a pedir un crédito para su casa, mañana?, y entonces me pregunto, ¿Es así como estoy tratando a esta señora que vino a abrir una cuenta? Siendo yo un doctor del Seguro Social, ¿Cómo me gustaría que mi colega, el Dr. Fernando, tratara a mi papá que está sufriendo un cáncer de próstata?, y entonces me pregunto, ¿Es así como estoy hablándole a este paciente que sufre de asma?
 
Fomentar la empatía en nuestras empresas, nos lleva a vivir la empatía en nuestras casas, con nuestros hijos, con nuestros amigos, en la calle y es así como se inicia un proceso de transformación del recurso humano que implica más que sólo un curso o taller, implica un cambio actitudinal y axiológico real que mejorará, entre otras, el clima laboral interno y externo de tu empresa al mismo tiempo que, tu vida personal.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Celos, Poligamia y Monogamia II


 “Con todo y que le pedí perdón, él sigue revisando mis correos, mis mensajes de celular, mis WhatsApp y hasta mi Facebook! Esto es muy duro para mí y lo peor: creo que no recuperaré su confianza en mí, nunca más”

 Como síntesis de la parte I tenemos que:

-Los celos son estados afectivos naturales y todos los sentimos.
-Definición de celos: cuidado e interés en aquello que se ama; inquietud y pesar ante la sospecha de perder lo que se ama.
-Pueden tener origen genético, evolutivo, biológico y afectivo-social.
-La monogamia social se presenta en sólo unos animales.
-La monogamia sexual es muy rara en la naturaleza, casi exclusiva del ser humano.
-El ser humano es naturalmente, como cualquier otro animal, polígamo sexual.
-De 185 sociedades humanas sólo 29 son monógamas.
-50% de los hombres y 30% de las mujeres occidentales admite haber sido infiel a su pareja por lo menos una vez.
-Para el ser humano es natural el caminar, no lo es patinar ni tocar un violín y sin embargo, son acciones posibles y factibles, así que la monogamia sí es posible, tal como el arte que se cultiva y se disfruta, aunque no sea natural.
-Natural es una bacteria y un virus pero no necesariamente bueno para el hombre; así pasa con la poligamia, es lo natural para el ser humano pero, entre otras razones, por sus implicaciones genéticas, no es lo evolutivamente bueno ni inteligente.

Retomemos el concepto de monogamia social. La monogamia, explicado por la primatóloga estadounidense Amy Porter, es un constructo completamente social y evolutivo pues son los animales cuyas crías son frágiles, los que lo desarrollan. Es así como según esta teoría, en la monogamia social, machos y hembras forman parejas estables sólo para cuidar de sus crías; si el macho o la hembra salen a buscar comida y en el camino se encuentran con otra pareja en celo, no tienen inconveniente alguno de involucrarse con ella y volver a su hogar sin problema. Conceptos subyacentes: celos y supervivencia evolutiva.

Sin embargo, hay hoy otras dos teorías más, fundamentadas en estudios recientes, uno de ellos publicado por “Science 2” en Agosto de este año, donde se estudió 2545 especies de mamíferos. En él, analizados los resultados, se afirma que la monogamia social en los mamíferos surgió luego de que la intolerancia de los machos frente a sus congéneres fuera tan alta, debido a que no podían evitar que otros machos cortejaran y fecundaran a sus hembras, que eso les obligó a generar una estrategia de adaptación que les asegurara su propia descendencia: la monogamia. Conceptos subyacentes: celos y supervivencia evolutiva.

El “Proceedings of the National Academy of the United States of America”  (PNAS) publicó en Junio de este año otro estudio que establece al infanticidio como el factor causante de la monogamia social en primates. En éste, se estudiaron 230 especies de primates y se explica cómo por ser las crías de nuestra especie altriciales (débiles al nacer) y que requieren de largos períodos de lactancia, estando la madre sola sin la compañía del padre en la crianza (crianza monoparental), los deja indefensos para que los otros machos de la especie los asesinen. De tal forma que, los primates más desarrollados, al ser  padres de las crías, para evitar el infanticidio, desarrollaron como estrategia el cuidado biparental y así surgió la monogamia social. Conceptos subyacentes: celos y supervivencia evolutiva.

Sea una teoría u otra, todas apuntan a que la monogamia responde a supervivencia evolutiva y a los celos, entendidos estos en sus dos acepciones: como cuidado e interés en lo que se ama e inquietud ante la sospecha de perder lo que se ama.

Entonces, los celos sí son algo natural en el ser humano y en los primates, seres que cuidan, quieren y no desean perder aquello que se ama.

Ahora bien, la monogamia sexual sí es un concepto casi que exclusivamente humano, compartido por algunas sociedades y fuertemente recomendado en algunas religiones como la judeo-cristiana. La sociología, la psicología evolucionista, la bioquímica, las neurociencias y la socioantropología son algunas de las ciencias que se han dedicado a estudiar el surgimiento del concepto.

Es importante entender aquí, que fuera de generar debates de ética, religión, creencias o costumbres, el objetivo de este artículo es compartir los resultados de las investigaciones científicas.

Con ello explico que, más allá de la religión o las creencias sobre las relaciones interpersonales que se tengan, los estudios científicos reportan que la decisión de los seres humanos de fortalecer el concepto de monogamia sexual tiene varias razones: búsqueda de sanidad sexual (evitar la transmisión de enfermedades sexuales), apoyo sostenido en la crianza (generación del núcleo familiar), garantía de descendencia, perpetuación de la especie, protección de los bienes y propiedad (mantenimiento de la clase económica), mejoramiento de la clase económica (aumento de ingresos con la unión de fuerza laboral),  aseguramiento de jerarquía social (matrimonios por conveniencia), conservación de creencias religiosas (matrimonios por pertenecer a la misma comunidad religiosa), preservación cultural y herencia ideológica (matrimonios por costumbres culturales, creencias y misma ciudad o país de origen), por compañía (para no envejecer solos), por valores socioafectivos (amor, cariño, seguridad emocional), entre otros.

Hay además, otro componente en la monogamia sexual muy interesante que está dando mucho de qué hablar en el mundo científico y que apenas desde hace algunos años se está estudiando y es el de la bioquímica y la genética. Su importancia radica en que algunos estudios muestran que la monogamia viene dada por cambios permanentes en los cromosomas que pueden determinar crías monógamas (factores epigenéticos). Es decir que, en teoría, la monogamia sexual se podría presentar en una generación y transmitirse a la otra generación. Resulta que la monogamia, según estudios en los ratones de la pradera que muestran una alta tasa de monogamia sexual, depende también de unas hormonas secretadas en el cerebro (neurotransmisores vasopresina, dopamina y oxitocina) y sus receptores. Dependiendo del funcionamiento de los receptores y del comportamiento y cantidad secretada de estas hormonas en el cerebro, hay o no una tendencia a la monogamia. El experimento demostró que al inyectar sustancias que generan la presencia de la monogamia, ésta se mantuvo en la relación de la pareja (Wang, H., 2013).

Ahora bien, está demostrado que en los seres humanos hay cantidades variadas de oxitocina, dopamina y vasopresina por individuos (unos tienen más, otros tienen menos) y que estas cantidades juegan un papel importante en la predisposición a la infidelidad. Con lo cual el panorama se convierte en uno más difícil pues, bioquímicamente, se cumpliría eso de “una vez que se es infiel, siempre se es infiel” es decir, aunque no quieras afectivamente herir a tu pareja, el factor bioquímico puede jugarte una mala pasada (Laslocky, 2013) y así, de alguna manera, los celos entre las parejas humanas quedarían muy justificados.

En fin, entre más ahondamos en el tema, es fácil comprender por qué ser infiel y ser celoso es natural entre los seres humanos y así le quitamos el color y el rechazo social que tanto genera. Añadámosle ahora las experiencias personales previas con la pareja actual y con parejas anteriores, y ahora, añadámosle las experiencias culturales, y ahora, añadámosle las experiencias familiares. En palabras concretas: si has tenido parejas que han sido infieles o si tu pareja actual te ha sido infiel, si has crecido en una cultura donde la infidelidad es alta y consentida, si has sido criado en una familia con un alto índice de infidelidad, pues resultará que, socialmente, además de biológica y evolutivamente, tú, yo y nosotros, todos tenemos un alto grado de probabilidad de experimentar celos en algún momento de nuestras vidas y aún más, de llegar a los niveles de celos patológicos.

¿Cómo hacer para que esos celos no terminen con la ya difícil tarea de mantener la monogamia sexual? Primero que todo, hay que tener claro que los celos, al igual que todos los temas de pareja, se deben tratar con la pareja, es decir, para que la relación pueda ser funcional, los acuerdos y cambios de comportamiento deben ser consensuados hasta cierto punto y se requiere del compromiso de los dos. Dicho esto, he aquí algunos tips:

1. Estrategias – Observa los momentos que te hacen sentir desconfianza de tu pareja. Analízalos y luego conversa sinceramente con tu pareja y explícale los momentos en que sus palabras o acciones activan en ti los celos. De manera tal, que puedan acordar qué estrategias utilizar para evitar la aparición de esas palabras o conductas. Si no encuentran esas estrategias, busquen ayuda profesional que les haga el acompañamiento psicológico adecuado.

2. Comuníquense – Una de las quejas constante en la consulta es la comunicación ineficiente entre las parejas que lleva a la desconfianza. Para evitar mayor desconfianza, pídele a tu pareja que evite omisiones de sus actividades, de las personas que frecuenta o de los planes que le surgen; pues, aunque no esté siendo infiel, pero ya tenga en su haber algún desliz, suceden situaciones como esta: dejar a tu esposo en la oficina porque tiene una cita urgente con un cliente importante y 30 min. después salir con tus amigas al “Juan Valdez” y encontrarlo con su bella asistente compartiendo un café. Esta situación puede activar tus celos inmediatamente, aunque luego él te explique que al terminar la reunión, ella le pidió que lo acompañara porque quería celebrar el inicio de su noviazgo con aquel amigo de infancia.    

3. Mantente ocupado – Cuando tienes actividades diarias que atender: trabajo, hobbies,  deportes, pintura, escultura, fotografía, etc., esto mantiene tu mente llena de ideas positivas y enfocadas en la actividad que estás atendiendo. Lo cual distrae tu mente de ideas sobre lo que estará haciendo tu pareja sin ti.

4. Asóciate – Asóciate a grupos de oración, de costura, de ciclistas, de lectores, a organizaciones o fundaciones con actividades sociales y comunitarias; la asociación que tú quieras pero que sea con fines constructivos y positivos. Esto te permitirá sentirte bien contigo mismo, conocer más gente, ampliar tu círculo social y compartir con personas diferentes a tu pareja, lo cual te generará más seguridad y ampliará a su vez, tu mentalidad e ideas sobre las relaciones de parejas.

5. Libérate – Evita los pensamientos negativos y sobre todo, evita las fantasías sobre lo que pueda estar haciendo tu pareja a través de ayudas cognitivo conductuales como repetición de pensamientos o frases positivas: “Yo soy una persona muy valiosa. Soy deseado por mi pareja que me eligió y está conmigo porque me quiere y me valora”.

6. Juntos – Comparte actividades con tu pareja y sus amigos, compañeros y familiares para que los conozcas y sientas que participas del mismo círculo.

7. Terapia – Asiste a terapia cuando sientas que ya no puedes controlarte y estás dañando tu relación a un punto de no retorno.
 

Referencias

Laslocky, M. (2013) The Little Book of Heartbreak: Love Gone Wrong Through the Ages. Plume/Penguin.

Wang, H.; Duclot, F.; Liu, Y.; Wang, Z.; Kabbaj, M. (2013). Histone Deacetylase Inhibitors Facilitate partner Preference Formation in Female Praririe Voles. Nature Neuroscience 16, June 2013, pp. 919 – 924.



viernes, 23 de agosto de 2013

Celos, Monogamia y Poligamia

“Y él me decía: amor, es que aún no me atienden, hay mucha gente aquí… y yo sólo pensaba: no se oye gente alrededor, sólo mucho eco, así que no, él no está en la tienda, él está con ella y me habla desde el baño, encerrado, para que ella no lo oiga” Los celos entre pareja, entre padres e hijos, entre hermanos, entre amigos, no son tan simple como te han contado.

El tema de los celos es amplio y complejo pues se relaciona con la fidelidad emocional y sexual, con la monogamia y la poligamia, entonces, para mantenerlo breve y práctico, será dividido en dos partes. En esta primera, se compartirá un breve análisis de lo que son los celos y se tratará  superficialmente los conceptos de monogamia social y sexual.

Comencemos por el significado de “celo”. Según el diccionario Larousse, la palabra celo tiene varias acepciones, entre ellas: 1.Cuidado e interés con que alguien hace las cosas que tiene a su cargo. 2. Sentimiento de recelo de que lo que uno posee o desea llegue a ser alcanzado por otro. 3. Sentimiento de inquietud y pesar experimentado por alguien ante la sospecha de perder a la persona que ama.

Ahora bien, los celos son un tema constante en la literatura psicológica, médica-científica, social y hasta bíblica. De hecho, aclaremos algo: los celos son estados afectivos naturales y todos los seres humanos los sentimos. Como algo natural, así ha estado descrito por diversos autores con diferentes teorías, comenzando con Freud (1922) quien los relaciona con el complejo de Edipo y los clasifica en etapas: 1. Competitiva o normal, 2. Proyectada y 3. Engañosa (patológica); pasando por Buss (www.davidbuss.com), quien sugirió en su teoría del marco de la psicología evolucionista, que los celos tienen origen genético y evolutivo pues nos vienen de nuestros ancestros como mecanismo psicológico para promover la reproducción y perpetuar los recursos para la especie; y, terminando con Marazziti y su equipo de la Universidad de Pisa quienes encontraron una explicación biológica al encontrar que una baja de nivel en la sangre de serotonina es la causante de la “tormenta bioquímica” que genera los celos excesivos. En todo caso, en algo sí están de acuerdo los autores y es que todos, en algún momento de nuestras vidas, experimentamos los celos.

Aún más, es importante entender que los celos o cuidados se dan de manera natural no sólo en los humanos sino, en varios animales desde aves hasta mamíferos y primates; es más la monogamia social (formar parejas estables) se presenta como adaptación necesaria para cuidar de la fragilidad de las crías pues, se protege aquello que se quiere y se cela algo que se teme perder.

Un ejemplo que ilustra lo dicho sucede cuando una madre ve a su hijo en “malas compañías” y lo cela (típico celo de padre-hijo); lo cuida para que en sus andanzas con ellos no comience a mostrar esas tendencias de comportamientos destructivos o indeseables al igual que esas ideas que no son productivas de sus “amigotes”. Esto lo hace porque, en el fondo, realmente la madre teme que su hijo cometa errores que no tengan reparo y que, por el contrario, le traigan dificultades para toda su vida y, en consecuencia, le traiga problemas a toda su familia también y consecuentemente, tenga un arrepentimiento tardío.

Sin embargo, es de la monogamia sexual o fidelidad (la cual es considerada muy rara en la naturaleza, pues la fidelidad es un concepto artificial, creado por el ser humano) de la cual nos encargaremos en estos dos artículos pues es ella la que está relacionada con los celos destructivos en la relación monogámica de pareja humana.

Mucho se ha hablado de los celos de pareja y está en la idea del común de las personas que los celos sólo muestran la inseguridad e inmadurez del celoso y que éste se refleja como un problema suyo de autoestima. Pero, como dice Buss, esto no es cierto, hay muchos adultos con alta autoestima y madurez psicológica que padece de celos así que, la inseguridad sola y exclusiva como causa de los celos de pareja, no existe. Entonces, ese concepto no es más que un mito.

En los celos de pareja sí puede haber algo de inseguridad pero hay además, otros factores que cambian la ecuación. Primero hay que entender que los celos en las parejas no sólo se manifiestan como el miedo por perder algo que quieres y que por lo tanto debes celar, proteger y cuidar, sino que viene acompañado de un factor difícil de lograr y mantener y éste es la fidelidad o monogamia sexual y social que la sociedad promueve e incentiva como valor primario en la pareja.

Una de las razones por la cual la monogamia trae tanto conflicto en las parejas es que el ser humano es naturalmente polígamo, como lo explica David Barash, psicobiólogo de la Universidad de Washington en “La monogamia no es natural” (ver redesparalaciencia). Es así como, de 185 sociedades humanas estudiadas, sólo 29 son monógamas y de éstas sólo 10 tipos de sociedades desaprueban el sexo fuera del matrimonio (adulterio o sexo previo al compromiso). Un 83% de las sociedades humanas que han habitado nuestro planeta ha practicado la poliginia (un hombre que convive con varias mujeres a la vez). Y, además, las encuestas han hallado que el 50% de los hombres y 30% de las mujeres occidentales admite haber sido infiel a su pareja por lo menos una vez mientras duró la relación.

Ahora, como bien lo expresa Judith Lipton en el Mito de la Monogamia (2003) y en Redes, “Ni la biología, ni la primatología, ni la antropología sugieren que la monogamia sea una forma de vida natural, pero para el ser humano es natural el caminar, mas no lo es el patinar ni tocar el violín y sin embargo son cosas posibles y factibles para el ser humano, así que la monogamia sí es posible, tal como el arte, aunque ésta no sea natural.”

Es entonces como la monogamia, elegida por un gran número de personas en nuestra sociedad de hoy y por razones religiosas, sociales, éticas, económicas u otras, se convierte en un reto para vivir pues, significa luchar contra la poligamia, que es la tendencia natural.
 
Aunque, cierto es que, como manifiesta Barash, natural también es una bacteria o un virus pero, no necesariamente son buenos para el hombre; así pasa con la poligamia, es lo natural pero, no necesariamente es lo bueno para el ser humano y lo que sí está demostrado es que definitivamente la poligamia, por todas las implicaciones genéticas que trae consigo, no es lo evolutivamente inteligente.

  

Fuentes Bibliográficas

 
Freud, S. (1922). El complejo de Edipo. Amorrortu Editores: Buenos Aires. O.C.

 
 
 
http://www.redesparalaciencia.com/311/redes/redes-26-la-monogamia-no-es-natural-29-minutos

Barash, D., Lipton, J. (2003). El mito de la monogamia. Siglo XXI, España Editores.
 

lunes, 12 de agosto de 2013

Lo Orgánico y Lo Psicológico: 2 Caras de 1 Misma Moneda


Lo Orgánico y Lo Psicológico: 2 Caras de 1 Misma Moneda

“Ya no me aguantaba más a Juan y cuando pensé en divorcio, fui a la psicóloga. En la primera cita ella preguntó mi historia médica y motivo de consulta y al final, entre otras cosas, me mandó al ginecólogo. Yo no veía la relación, pero menos mal fui porque ¡Quién iba a pensar que a mis 39 años ya me comenzaría la menopausia y esa era una de las razones por las que no me soportaba a Juan!”

El ser humano es uno, pero por cuestiones prácticas para estudiarlo y tratarlo, la filosofía, la medicina y las ciencias humanas en general, lo han dividido y desde siempre entonces se ha visto al hombre como mente y cuerpo: dos caras de una misma moneda.

Lo cierto es que cada vez más los estudios científicos en neuropsicología, psicobiología y demás áreas de la salud del ser humano han comprobado que las manifestaciones emocionales o psicológicas tienen fundamento o relación con alteraciones biológicas y las ciencias están buscando formas de integrarse nuevamente. Por ello, el surgimiento de áreas de especialización como psiconeurofisiología o neuropediatría. Un amplio número de manifestaciones emocionales están relacionadas con el sistema inmunológico, predisposiciones genéticas y el sistema hormonal y neuronal.

Es así como una baja de niveles hormonales como es la testosterona, en hombres, puede causar síntomas psicológicos como ansiedad, o depresión, al igual que, conflictos a nivel cognitivo como problemas de memoria; y, un neurotransmisor como la dopamina (el cual tiene muchas implicaciones en un adecuado balance psicológico) en niveles bajos, en una persona, logra el efecto de la timidez, la apatía social, la indiferencia y la desmotivación.

Por supuesto, también ocurre lo contrario; es decir, lo social y lo psicológico influye notablemente en la aparición de síntomas físicos. Es el caso del stress laboral, documentado como uno de los factores más fuertes en la aparición de enfermedades cardíacas y depresión laboral. Es el caso, también, de la ansiedad extrema asociada frecuentemente a la aparición de episodios asmáticos, alopecia y síndrome del intestino irritable.

Así las cosas las estrategias que sugiero sigas cuando veas un cambio emocional o temperamental repentino o presentes reacciones emocionales fuertes y “sin explicación lógica” en ti, un familiar, tu pareja o un amigo o colega, son:

1. No esperes una vez más a que “se te pase” la “rabieta” repentina que vienes notando o que desaparezca el desánimo y la pereza inacabable que tus amigos no entienden por qué o de dónde surge. Si ya ni tu mamá entiende tus reacciones entonces, pasa al paso 2.

2. Acude a un psicólogo o psiquiatra. El procedimiento regular que llevan estos especialistas es consultarte tu historial médico para detectar si tus reacciones tienen un fuerte componente fisiológico y te remitirán, consecuentemente, a un médico de las áreas mencionadas. Por supuesto, el beneficio está en que el psicólogo o psiquiatra también atenderá tus necesidades emocionales que no estén relacionadas con lo fisiológico.

3. Verifica las medicinas que estás tomando. Pregunta a tu médico cuáles son los posibles efectos secundarios de las medicinas que te prescribió. Muchas de ellas tienen efectos secundarios psicológicos y fisiológicos y algunas veces las personas no saben que están sufriéndolos.

4. Finalmente, Revisa tu dieta. Algunas veces las dietas bajas en carbohidratos tienen efectos en el balance emocional y las personas presentan un nerviosismo constante, mientras que, unas dietas bajas en grasa, tiene como efecto una sensación crónica de cansancio, desmotivación y desgano.  

Recuerda que estos son sólo tips prácticos y si requieres de un especialista porque te has visto identificado en estos casos, acude a él lo más pronto posible.


Fuentes Bibliográficas








viernes, 26 de julio de 2013

Cuando tu Palabra Pierde su Valor

“Y él te dijo que venía a las 4? bueno, ¡Te saldrán raíces esperándolo!”, “¿Cuándo dijo ella que te pagaba? Más bien, piensa cómo buscar el dinero tú solito, porque esa platica, ya se perdió”

Cuando tu palabra pierde su valor, esto es lo que resulta. Tu nombre, la confianza que todos tienen en ti, se “desvanece” y, de repente, comienzas a ver cómo se te cierran puertas, antes abiertas de par en par y, como dice el psicoterapeuta Jorge Bucay en sus “Cuentos para pensar”, es entonces cuando comienzas a ver la espalda de tus amigos y de tu familia, más seguido que de costumbre. Es lamentable y es duro, pero es real y cuando identificas la realidad, ese sólo hecho, logra que inicies tu camino de ir de ese  “yo” en minúscula al “YO” en mayúscula que inicia su proceso de construcción

No es que tus amigos te dejen a tu suerte a la primera, no, es que ya no es la primera. No es que tu familia no crea en ti y no te apoye como debería, no, es que te han apoyado más de lo que debieron. Esta situación necesita ser vista con detenimiento y cuidado para entender toda la complejidad del caso y eso toma su proceso.

Cuando tu palabra pierde su valor, significa que eres tú quien ha pasado el límite del bienestar de los demás. Es decir, ya tus acciones, tus promesas sin cumplir, y tus no acciones, afectaron el bienestar físico y emocional de los que te aman. Ya dijeron “no más, hasta aquí”.

Si estás en esta situación significa que requieres de ayuda para aprender a usar tus habilidades, estudios o conocimientos y así satisfacer con independencia tus necesidades; que no puedes seguir dependiendo de los otros para conseguir tus metas y que necesitas desarrollar más la empatía hacia los demás para ponerte en el lugar de los otros, alejarte de tu perspectiva para poder ser menos egocéntrico y conocer las necesidades de los demás; y, finalmente, que necesitas dejar de abusar de ellos, de su confianza, lealtad y comprensión. Y si, por el contrario, eres uno de los que dijo “hasta aquí con el abuso” entonces, fuiste asertivo y además buen amigo, hermano, padre o madre porque tu amigo o familiar necesita cortar la dependencia que le es destructiva y contraproducente a su crecimiento personal (espiritual, emocional, familiar, social) y laboral.  

Estos son algunos tips que te ayudarán a liberarte de esos apegos que no te permiten crecer más allá ni desarrollar tu potencial al máximo.

1. Sé sincero – Siempre es el primer paso de muchos pasos hacia el éxito. Sé honesto contigo mismo, haz memoria y toma nota de las veces que has pedido o prestado algo a los demás con la promesa de que lo devolverás y no has cumplido en tiempo y forma, o las veces que has prometido llegar a tiempo y no lo haces. En suma, las veces que los demás han confiado en ti y tú los has defraudado de una forma u otra.

2.  Analiza – Haz un análisis de qué es lo que no te está permitiendo cumplir con aquello que prometiste en cada caso. ¿Compraste un nuevo vestido o te fuiste de rumba, en lugar de pagar lo que debías?, ¿Preferiste tomarte un café con tus amigas y llegaste tarde a tu cita con tu novio?, ¿Elegiste ver tu serie favorita en tu cama en vez de llevar a tu hijo al parque, como le prometiste?

3. Clasifica – Encuentra las causas y motivaciones para no cumplir con tu palabra. ¿Es cuestión de organización, de establecer horarios?, ¿Estás poniendo tus deseos y/o caprichos (y no tus necesidades) sobre tu palabra y sobre las necesidades de los demás?

4. Toma acción – Para ir de lo cognitivo a lo conductual, es decir de las ideas a la acción, necesitas tener claridad e identificar con certeza aquellos factores que te están empujando a no cumplir con tu palabra, a no ser cabal y a haber perdido la confianza de los demás. Por ello, lo ideal es que después del análisis, empieces a frenar tus impulsos y deseos con un monitoreo constante de ti mismo que te llevará a formar hábitos deseables que, en consecuencia,  permitan ajustarte a tu palabra, mantener promesas, cumplir y ganar la confianza de los demás, nuevamente.

Por su carácter introspectivo y por su necesidad de monitoreo y revisión constante, este último punto es un proceso que toma tiempo y que, con acompañamiento psicológico, sería la manera ideal de llevarlo al éxito. Así que llegado al punto, mi recomendación es que acudas a un profesional en el área. En todo caso, si al leer este artículo, has reconocido que has perdido tu palabra frente a los demás, ya diste el primer paso así que, ¡Ánimo y comienza la batalla para crecer e ir de tu “yo” a tu “YO”!

domingo, 21 de julio de 2013

La Ansiedad al Extremo

“No aguanté la ansiedad por la entrevista así que me comí todas las uñas, ¿Puedes creerlo?”, “Tenía tanto susto que tuve que salir corriendo al baño, en mitad de mi conferencia porque si no, ni te cuento lo que habría pasado ahí”

La ansiedad es una emoción común, primaria y necesaria para sobrevivir pues todo el mecanismo biológico milenario que la compone, alerta a nuestro organismo para dar la respuesta requerida y salir con éxito de todas las situaciones presentadas. Es la ansiedad la que nos ayuda a observar y escuchar atentamente para detectar cualquier anormalidad cuando estamos en un lugar que consideramos peligroso; la que nos empuja a encontrar las formas para satisfacer nuestras necesidades básicas como el hambre y la sed; la que nos hace correr cuando vemos que nuestro hijo pequeño va a poner sus manitos en la plancha caliente.

Toda la liberación de hormonas que se dio en nuestro organismo para prepararnos para estas acciones, suele terminar poco tiempo después de terminada la situación que la provocó. Pero, para millones de personas en el mundo, desafortunadamente, este proceso no parece tener fin. La ansiedad no desaparece, sigue presente y tiene la tendencia a empeorar con el tiempo. Entonces, se convierte en enemiga del bienestar psicológico y biológico de nuestra vida.

Las personas con ansiedad extrema lo manifiestan psicológicamente y físicamente: pueden tener miedo de comunicarse con las otras, de ir a fiestas, de ser juzgadas por lo que visten, comen, calzan; pueden sentir dolores en el pecho, como si fueran a tener ataques cardíacos; pueden tener fuertes pesadillas; pueden tener miedo de salir de sus casas, de algunos animales y objetos como elevadores y terrazas altas. Cuando la ansiedad comienza a paralizar su vida normal entonces, estas personas ya comienzan a presentar trastornos de ansiedad.

La ansiedad que puede provenir de situaciones o pensamientos que requieren de tener un estado alerta, se termina convirtiendo en un sentimiento indeseable de miedo constante, desasosiego e intranquilidad y preocupación por el futuro, por lo que podría pasar si digo tal cosa, por lo que podrían pensar o sentir los demás de mí si hago esto o aquello, etc. La fuente de estos síntomas no siempre se conoce, por ejemplo, algunos tienen raíces en la historia personal de cada quien, en su estado psicológico incitado por las situaciones de estrés, otros tienen fuerte relación con la historia genética y médica familiar y otros, fuentes orgánicas como desbalances hormonales anormales.

¿Qué podemos hacer para nivelar nuestra ansiedad?

Definitivamente, lo mejor es buscar ayuda profesional, especialmente si está afectando nuestra vida regular o si nos encontramos paralizados por la ansiedad y nos encontramos evitando decisiones y acciones importantes en nuestra vida. Sin embargo, si el nivel de ansiedad que estás manejando es molesto pero no paralizador, entonces, para iniciar el balance, se puede empezar por hacer pequeños cambios en estilo de vida:

1. Practica una vida sana – Busca tener una alimentación saludable, dormir las 8 horas necesarias o mínimo 7 y hacer ejercicio de manera balanceada. También evita el café, el alcohol, la nicotina, cocaína u otras drogas psicoactivas pues éstas alteran el mecanismo de alerta que maneja la ansiedad, afectándolo negativamente. De igual manera, sucede con medicamentos para el asma, la tiroides y pastillas para adelgazar, entre otras. Por ello es importante que si te encuentras tomando algún medicamento, preguntes a tu médico si puede tener efectos como aumentar tu frecuencia cardíaca, darte sudoraciones o mareos.

2. Relájate – Hoy en día en nuestro mundo occidental ya hay muchas formas para aprender y practicar los distintos tipos de relajación tan utilizados en el mundo oriental; hasta en los gimnasios ya ofrecen clases de yoga. También puedes buscar academias que ofrezcan tai chi y meditación.

3. Ríete más de ti y de las cosas de la vida – Comienza primero por reírte de ti mismo; no te tomes tan en serio, muchos de tus errores han sido cometidos, son cometidos y serán cometidos por ti, muchas veces y por tus amigos, familia y colegas, otras veces más, por eso no creas que es el fin del mundo cuando tomas la decisión equivocada o cuando dices o haces algo errado; todos somos humanos todos nos equivocamos, y por supuesto, todos nos divertimos o nos hemos reído de las “embarradas” de nosotros mismos o de los demás. Lo importante no es el error, no es lo que piensen los demás de ti, es como lo tomes para aprender de él.

4. Diviértete más – Sácale el tiempo para compartir con personas con las que disfrutas: tus amigos, tu familia. Ve al cine, al parque, al club. Prueba aprender a tocar un instrumento o escuchar música y cantar; cantar es un liberador mágico, especialmente cuando descubres ciertas canciones con las que te identificas y que te ayudan a liberarte. Otro liberador mágico es llevar un diario a través del cual pienses cada noche acerca de todo lo que puede estar causándote estrés y donde puedas explicar lo que sientes que te está sucediendo y las sensaciones que te causan.
 
5. Habla, exprésate, comunícate – Para evitar malos entendidos por desahogarte con quien no debías, busca un profesional de confianza que te escuche. Con frecuencia, simplemente el hablar produce esa catarsis que necesitas para sentirte mejor. También puedes acudir a grupos de apoyo y líneas de ayuda.
 

Fuentes Bibliográficas


domingo, 14 de julio de 2013

¿Realmente buscas pareja?


“Tengo 35 no tengo novio y ya mis tías me tienen loca con el cuento de que me va a dejar el tren”, “Las amigas de mi mamá le preguntan si soy gay porque tengo 40 y no tengo novia”. Frases como éstas las escucho a diario en consulta y entre amigos; tanto mujeres como hombres en estas edades y en estas situaciones expresan preocupación por no estar en una relación de pareja.

Uno de los factores que genera este tipo de comentarios es el hecho de que, entre los adultos jóvenes y los mayores, las creencias, expectativas y los estereotipos no son los mismos. Las costumbres de nuestra sociedad actual han variado desde los tiempos de nuestros abuelos y padres. Sin embargo, algunas personas mayores y jóvenes no se han ajustado a los cambios y les cuesta adaptarse a las nuevas tendencias y comportarse de acuerdo a ello.

Aunque en muchos jóvenes, especialmente de pequeñas ciudades, las ideas y creencias que prevalecen es la fomentada por sus padres y abuelos, sus conductas responden a las exigencias sociales y laborales actuales, mostrando así la incoherencia y lucha interna que viven los jóvenes adultos de hoy.

Así las cosas, hombres y mujeres jóvenes llegan desesperados a consulta buscando ayuda para aprender estrategias y encontrar pareja o porque no se sienten felices con sus parejas actuales pero quieren continuar con su relación porque “es mejor así” y precisan de estrategias para mantenerla. La pregunta que les hago es: ¿Realmente buscas pareja porque tú lo deseas y necesitas?

En el espectro de casos nos topamos, por ejemplo, con adultos jóvenes que tienen un mayor interés en desarrollar su vida laboral o académica y dedican su tiempo a estudiar postgrados o a trabajar fuertemente y por largas horas, con lo cual, consecuentemente, tener pareja no es su prioridad. Pero cuando asisten a reuniones familiares y comienzan  los comentarios y preguntas presionando sobre la urgencia de tener pareja e hijos, entonces les surge la culpa, el stress y la preocupación por tener pareja y familia. Y, aunque no es genuino el deseo de pareja formal, la búsqueda por hallarla, comienza.

Hay otro grupo de adultos jóvenes que, sólo motivados por la presión social de sus amigos y colegas ya casados o con parejas formales, están en relaciones de pareja que no les son satisfactorias ni les hacen felices pero que les sirve para evitar la presión social que no pueden o saben manejar porque les es difícil salir de su zona de confort y prefieren conformarse con mantener una relación de pareja casi que exclusivamente para poder continuar con su grupo de amigos y evitar comentarios de sus familiares en lugar de asumir el reto de establecer nuevas relaciones con personas diferentes a su círculo social, solteras y con quienes puedan disfrutar actividades diversas sin tener pareja “por compromiso social”. 

Algunos otros, los menos, abiertamente publican que no se sienten preparados ni con deseos de comprometerse en relaciones a largo plazo ni mucho menos de tener hijos y hacer familia y disfrutan relaciones esporádicas que no les generan responsabilidades mayores y a pesar de recibir muchas críticas y comentarios, ellos sí son coherentes con lo que dicen, sienten y hacen y eso, los hace estar más sanos emocional y psicológicamente.

Este artículo está pensado para aquellos para los que, la opinión de los demás es tan importante que sus deseos y prioridades personales pasan a un segundo plano mientras que cumplir con las expectativas de los demás, sean amigos o familiares, toma el plano principal. Una actitud que es necesario revisar y procurar ayuda profesional para mejorar la calidad de vida que se tiene.

Algunas estrategias que pueden servir si estás en esta situación son:

1. Piensa. Haz una reflexión y un análisis honesto y completo sobre las razones por las cuales estás buscando pareja o tienes una relación de pareja que no te es satisfactoria. Eso te llevará a continuar con la búsqueda o a continuar con tu pareja actual y buscar formas de mejorar la relación o, por el contrario, pensar seriamente en terminarla.

2. Haz una lista. Si realmente te encuentras con el deseo genuino de iniciar una relación formal y no sabes cómo conocer personas que sean compatibles contigo, empieza por hacer una lista de tus características (valores, virtudes, defectos, competencias, inteligencias, etc.), actividades y hobbies que disfrutas y otra lista con los mismos ítems pero sobre lo que buscas en tu media naranja.

3. Empieza por tus conocidos. Quítate la pena o vergüenza y pregunta a tus amigos, familiares y conocidos si ellos conocen a una persona soltera y dispuesta a iniciar una relación formal que tenga las características más importantes para ti (3 o 4 máx.) y que disfrute algunas de las actividades que tú disfrutas (3 o 4 máx.) y que buscas en tu pareja.

4. Consulta a los especialistas. Hay algunas personas especializadas en la búsqueda de parejas, es su profesión y puedes acudir a ellos. Hay también sitios de internet especializados en el tema. Resulta relevante tener en cuenta que ya sea uno u otro sistema por el que te decidas a consultar, antes te asegures de su ética profesional y de que te garanticen seguridad y privacidad en sus procesos.  

Es importante tener en cuenta que los citados aquí son casos descritos de manera breve, práctica y general pero que cada caso merece su análisis y su atención profunda al igual que lo merecen las estrategias aquí compartidas.

sábado, 6 de julio de 2013

Cuando Uno EXPLOTA


“Ya ni sé claramente cómo pasó, sólo EXPLOTÉ y dije cosas de las que ahora me arrepiento tanto…”
 
Una de las acepciones de explotar, según la RAE (Real academia Española), es “manifestar violentamente un sentimiento, hasta ese momento reprimido”. Eso es justo lo que pasa en nuestro interior cuando explotamos: ha habido una represión muy fuerte de ideas, sentimientos o percepciones. Eso provoca que la estructura psicológica de una persona, incluyendo su sistema nervioso y su sistema endocrino,  tratando de encontrar su equilibrio emocional nuevamente, se manifieste de manera inadecuada, poco asertiva y agresiva. Sí, igual que pasa con “saber decir que no”, el “no explotar” también hace parte de ser asertivo.

¿Qué hacer para no explotar y comunicar efectivamente nuestros sentimientos? La mayoría de las veces explotamos cuando nos sentimos abusados de alguna manera, manipulados o decepcionados; cuando sentimos que lo que nos piden hacer/decir o lo que nos han hecho/dicho es injusto, insensato, ilógico, inmoral o dañino para otros o para nosotros mismos. Sin embargo, cuando nos han maltratado, muchas veces decidimos callar y “aguantar” lo que pensamos y sentimos, o, si es el caso, terminamos accediendo a lo que se nos pide en contra de nosotros mismos, de nuestras convicciones. Algunas veces porque nos lo pide o nos lo dice alguien que ejerce poder sobre nosotros, como en el caso de un superior en el área laboral; otras, por miedo a perder el afecto de alguien, como pasa con un amigo, un familiar o nuestra pareja; y, otras veces más, por miedo a que cuando necesitemos ayuda, nos la nieguen por no acceder a hacer lo que pide el abusador, como puede suceder con un colega.

Por cualquier razón, el no expresar nuestra inconformidad con lo que se nos propone o se nos ha dicho, genera en nosotros un proceso de “taponamiento de tuberías” que más tarde, como tiene que salir por algún lado, simplemente explota y en ocasiones, ocurre con quien no lo merece. Lo asertivo, sano y conveniente es expresar de manera cuidadosa y con buenos argumentos el punto de vista que se tiene sobre el asunto.

En todo caso, por distintos motivos, nos resulta difícil comunicar nuestra posición o nuestros sentimientos de manera clara y efectiva. Por ello, aquí comparto unas estrategias que utilizo en consulta como pasos previos en el proceso de lograr la asertividad y que te pueden ayudar a combatir las explosiones y manipulación y abuso de los otros.

1. Recurrir a la empatía. Hay momentos en que las personas dicen o piden algo de ti sin tener en cuenta tus necesidades, sentimientos o ideas, sólo porque están centrados en las suyas. En ese caso, una estrategia efectiva es preguntar a esa persona: “Si alguien te pide hacer esto mismo que me pides y tú no estás de acuerdo, ni te sientes cómodo haciendo, ¿Tú qué harías en mí lugar?” y, si es algo que ha sido dicho, entonces, la pregunta sería: “Si a ti te hubieran dicho esto que me dices, ¿Cómo te sentirías y cómo reaccionarías tú ante estas palabras?”

2. Poner un “pare”. Es usual quien es abusador o manipulador reconoce al que permite ser abusado o manipulado y la práctica se vuelve constante hasta que el abusado dice “no más” pero, a manera de explosión y continuamente, con quien nada tiene que ver con el abuso. En esa situación se hace necesario para el abusado hacer consciente e identificar al abusador y, a sus palabras  ofensivas o agresivas, responderle: “Ese comentario no me gustó, me hizo sentir incómodo. Por favor, no lo hagas más.”  Y si es una solicitud, responderle: “No me siento cómodo haciendo lo que me pides. No lo pienso hacer porque no estoy de acuerdo con ello.”

3. Evitar al abusador de todas las maneras posibles. Cuando no hay apelación al diálogo que sirva, ni empatía o invitación a la reflexión del abusador que funcione, pues éste no está dispuesto, entonces, apelas a la acción, en este caso a tu defensa, huyendo, porque para que haya un abuso se requieren de dos partes: abusado y abusador, si uno de los dos no está, el abuso no tomará lugar. Este es el punto en el que sabes que el abusador no es empático sino egocéntrico, que está centrado en sí mismo, que poco le interesan tus necesidades o sentimientos aunque hayas tratado de recurrir a su empatía; o, es el punto en el que poner un pare no sirve en tu caso porque necesitas de un acompañamiento psicológico al que no puedes acceder y a pesar de haber intentado parar al abusador por ti mismo, éste insistió y fallaste en el intento pues, terminaste accediendo.

Aunque los tres tips te sirven para mejorar tu manejo en estas situaciones y, especialmente el último, son estrategias para neutralizar a un abusador en específico y te ayuda a solucionar rápidamente la molestia que te hace explotar, a largo plazo, es preferible optar por un programa psicoterapéutico a través del cual inicies una reestructuración cognitiva y conductual en asertividad y manejo de las “explosiones” o represiones.   

 

Fuentes Bibliográficas

http://www.rae.es/drae/