Lo Orgánico y Lo Psicológico: 2
Caras de 1 Misma Moneda
“Ya
no me aguantaba más a Juan y cuando pensé en divorcio, fui a la psicóloga. En
la primera cita ella preguntó mi historia médica y motivo de consulta y al
final, entre otras cosas, me mandó al ginecólogo. Yo no veía la relación, pero
menos mal fui porque ¡Quién iba a pensar que a mis 39 años ya me comenzaría la
menopausia y esa era una de las razones por las que no me soportaba a Juan!”
El
ser humano es uno, pero por cuestiones prácticas para estudiarlo y tratarlo, la
filosofía, la medicina y las ciencias humanas en general, lo han dividido y desde
siempre entonces se ha visto al hombre como mente y cuerpo: dos caras de una
misma moneda.
Lo
cierto es que cada vez más los estudios científicos en neuropsicología,
psicobiología y demás áreas de la salud del ser humano han comprobado que las
manifestaciones emocionales o psicológicas tienen fundamento o relación con alteraciones
biológicas y las ciencias están buscando formas de integrarse nuevamente. Por
ello, el surgimiento de áreas de especialización como psiconeurofisiología o neuropediatría.
Un amplio número de manifestaciones emocionales están relacionadas con el
sistema inmunológico, predisposiciones genéticas y el sistema hormonal y
neuronal.
Es
así como una baja de niveles hormonales como es la testosterona, en hombres,
puede causar síntomas psicológicos como ansiedad, o depresión, al igual que, conflictos
a nivel cognitivo como problemas de memoria; y, un neurotransmisor como la
dopamina (el cual tiene muchas implicaciones en un adecuado balance
psicológico) en niveles bajos, en una persona, logra el efecto de la timidez,
la apatía social, la indiferencia y la desmotivación.
Por
supuesto, también ocurre lo contrario; es decir, lo social y lo psicológico
influye notablemente en la aparición de síntomas físicos. Es el caso del stress
laboral, documentado como uno de los factores más fuertes en la aparición de
enfermedades cardíacas y depresión laboral. Es el caso, también, de la ansiedad
extrema asociada frecuentemente a la aparición de episodios asmáticos, alopecia
y síndrome del intestino irritable.
Así
las cosas las estrategias que sugiero sigas cuando veas un cambio emocional o
temperamental repentino o presentes reacciones emocionales fuertes y “sin
explicación lógica” en ti, un familiar, tu pareja o un amigo o colega, son:
1.
No esperes una vez más a que “se te pase” la “rabieta” repentina que vienes
notando o que desaparezca el desánimo y la pereza inacabable que tus amigos no
entienden por qué o de dónde surge. Si ya ni tu mamá entiende tus reacciones
entonces, pasa al paso 2.
2.
Acude a un psicólogo o psiquiatra. El procedimiento regular que llevan estos
especialistas es consultarte tu historial médico para detectar si tus
reacciones tienen un fuerte componente fisiológico y te remitirán, consecuentemente,
a un médico de las áreas mencionadas. Por supuesto, el beneficio está en que el
psicólogo o psiquiatra también atenderá tus necesidades emocionales que no
estén relacionadas con lo fisiológico.
3.
Verifica las medicinas que estás tomando. Pregunta a tu médico cuáles son los
posibles efectos secundarios de las medicinas que te prescribió. Muchas de
ellas tienen efectos secundarios psicológicos y fisiológicos y algunas veces
las personas no saben que están sufriéndolos.
4.
Finalmente, Revisa tu dieta. Algunas veces las dietas bajas en carbohidratos
tienen efectos en el balance emocional y las personas presentan un nerviosismo
constante, mientras que, unas dietas bajas en grasa, tiene como efecto una
sensación crónica de cansancio, desmotivación y desgano.
Recuerda
que estos son sólo tips prácticos y si requieres de un especialista porque te
has visto identificado en estos casos, acude a él lo más pronto posible.
Fuentes
Bibliográficas
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