martes, 19 de marzo de 2019

A de APORTE: Que NO se te OLVIDEN Las 4 Letras en el AMOR


Que no, que tu pareja no tiene que ser como tú. Ni pensar como tú. Ni sentir como tú. Ni opinar como tú.

Es tu pareja, no es tu gemelo idéntico, porque ni esos son idénticos.

Y, además, esperar y desear que tu pareja sea igualita a ti es más quedarte en el sólo amar lo que tú eres, en lugar de crecer en el amor e indagar por tu más grande capacidad de amar: amar a otros con y, a pesar de, las diferencias.

Es aceptar de verdad que el mundo es ancho y diverso y que, en ello, está gran parte de su riqueza en todos los sentidos.

Pero, adicionalmente, es que todos los seres humanos somos distintos. Pensar y desear lo contrario, es un pensamiento muy egocéntrico que está representado hasta en la ficción, tipo los Sith de Star Wars, y, con resultados nefastos que ya hemos vivenciado en la realidad, como ha sucedido con el liderazgo de los nazis y los fundamentalistas y puristas políticos y religiosos en los diversos países que los han sufrido.

Sumémosle que, por esa condición que tenemos las personas como seres únicos, el querer y creer que todo el mundo es como yo, es una idea fantasiosa (ésa sí, de ciencia ficción) una creencia totalmente ilusoria, fuera de la realidad, una muestra de que nos hemos quedado en fases personales infantiles: es decir, entre más cerrados somos, entre más localistas y nacionalistas somos, entre más pegados a creencias somos, más como niños y menos como adultos, actuamos.

Cada uno de nosotros es único porque somos dinámicos, cambiamos y, si queremos y nos lo proponemos, mejoramos cada día. Somos únicos porque esa mezcla de la que hemos resultado, no se va a repetir: somos producto de la crianza particular, de un momento en el tiempo, del temperamento con el que nacimos, de nuestra propia neuropsicología y de nuestras preferencias personales.

No somos moldes uniformes, por más que nos quieran hacer encajar en un formato, o en un modelo X, o por más que nosotros nos queramos meter en uno a la fuerza para satisfacer nuestras necesidades de pertenencia.

De hecho, el APORTAR al que me refiero en este artículo y que requiere la vida en pareja, viene de eso, de la capacidad de valorar lo que el otro nos trae a nuestra vida, eso que no vemos igual al otro y que no traemos nosotros porque nuestro background no es el mismo.

En la vida en pareja, por eso es natural que surjan los roces, las discusiones diarias, o, semanales que nos llevan a acomodar aprendizajes, a asimilarlos, para luego, hacerlos nuestros.

Es ese adaptarnos que toma tiempo, paciencia, dedicación, escucha, amor y guía, en los primeros años de vida en pareja, lo que nos hace crecer y ser mejores personas.

Como consecuencia, nos hacemos personas más abiertas a la diversidad, a la fusión de culturas y creencias familiares y sociales, a las diferencias entre nosotros los seres humanos.

Y, entre más nos globalizamos, más veremos parejas que, con y, por amor, burlan y traspasan fronteras raciales, religiosas, nacionales, etc., y con ello, aumentan su inteligencia emocional y social.

Claro, algunas discusiones serán más pesadas que otras, más profundas y de mayor duración, pero, a la larga, si las tienes y, se dan ambos el permiso de tenerlas y a ser diferentes y respetarse en sus diferencias, es un indicador de una vida de pareja sana.

Cuando ya comienza, alguno de los dos, a sentir que está siendo poco tolerable o insostenible por las diferencias, y va más allá y nota que llega a la incompatibilidad de caracteres porque no hay puntos de encuentro que hacen que la vida compartida sea armoniosa, antes de pensar en irse por caminos distintos, es muy útil buscar un tercero.

Lo ideal, para no cargar a familiares ni a amigos, ni para que se convierta en el chisme de whatsapp del momento, es buscar un profesional que les ayude a revisarse y a analizarse con más objetividad y tomar la mejor decisión: la que los haga mejores personas y más felices, juntos o no.

Que no es un juego ni algo de poca importancia el tener en nuestras vidas a una persona infeliz. Por el contrario, es algo muy delicado pues, con sus acciones, decisiones y palabras esa persona puede hacer infeliz a todo su entorno, desde hijos hasta compañeros laborales y, hasta el punto de sabotearse una reunión o, afectar, por su actitud, una relación importante para el desarrollo de un proyecto de negocios.

Esto debido a que, su bajo nivel de inteligencia emocional temporal, por su estado anímico, puede llevarle a tomar decisiones y usar palabras que enloden su poder de razón y decisión.

¡Cuánto crecemos como personas cuando decidimos elegir una pareja que nos aporte y a quien aportemos!, ¡Cuán feliz y libres somos cuando aprendemos a llevar nuestras diferencias con nuestra pareja!

En el próximo artículo: EL DC del AADC en el amor de pareja.



Jassel Arzuza* 

*Psicóloga, Master en Psicobiología y Neurociencias, Coach, certificada en Inteligencia Emocional y Disciplina Positiva.
www.jasselarzuza.com – www.ifniec.com


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