jueves, 28 de abril de 2016

4 tips para Mejorar tu Comunicación con el Adolescente

“Es que ya no sé si es grosería, rebeldía natural de la adolescencia o falta de un buen golpe o castigo, la cuestión es que diga lo que diga, fallo con él, siempre fallo.” Cliente en Consulta de Crianza y Familia, Estados Unidos.

Sí, muchas veces nuestra comunicación con los adolescentes sufre de muchas interferencias, confusión, emociones alteradas y falta de claridad y empatía de parte y parte. Este cliente estaba en estado de desesperación por tratar de llegar a comunicarse con su hijo y de hallar la manera de consensuar sus ideas con las de su hijo y muchas veces, en tratar de imponer su mundo, sus creencias a su hijo que sentía eran las “correctas” y que “debía aprender” su hijo para ser exitoso. Descubrimos en consulta que él sólo quería ser un “buen padre” para su hijo, para probarse como buen padre y para serlo “frente a la sociedad” y tenía mucho miedo de fracasar en esa tarea y de que su hijo fuera un “desastre” por su culpa. Por supuesto, no resolvimos el problema en una o dos sesiones ni pretendo que con este artículo tú resuelvas tu problema de comunicación con tu hijo adolescente, aquí sólo compartiré 4 tips que han ayudado a este cliente y a otros a mejorar su comunicación con su hijo adolescente y que te pueden ayudar a mejorar tu relación padre-hijo con tu adolescente. Esto es sólo un inicio.

1.   No te lo tomes como algo personal. Recuerda cuando eras joven y sentías que la brecha generacional era muy grande y que tus papás no te entendían. De la misma manera, se siente tu hijo, incomprendido y fuera de lugar; sólo con ciertos grupos de personas se siente entendido, identificado y a gusto. Entonces, respeta su espacio y dile con mucho respeto, amabilidad y amor, que tú también pasaste por ese momento y que lo entiendes totalmente, que tuviste esas mismas actitudes y que como ya lo viviste, sabes que habrá muchos momentos duros, tristes y otros alegres e inolvidables y que él cuenta contigo para ser escuchado y valorado, aunque habrá cosas que no te guste oír y darás tu opinión o guía como padre pues por eso eres padre y no su amigo del momento, pero que entiendes que es su momento de vivir retos y tomar decisiones y claro hazle ver que también tendrá que asumir las responsabilidades por las acciones y decisiones tomadas. Y, por supuesto, recuerda que en la comunicación, escuchar a tu hijo significa entrar en su mundo, entenderlo y aceptarlo y no estar buscando cómo hacer para que en la comunicación lo moldees a lo que tú crees, según tus ideas o creencias que debe él ser, hacer, comportarse, sentir o hablar. Hay un balance entre las reglas para vivir en armonía y el respeto por la unicidad de tu hijo y las dos cosas deben estar claras entre tú y él.

2.   Si tu tono de voz es muy alto continuamente o si tienes por costumbre gritar, deja de hacerlo. Si estás acostumbrado a amenazar o a condicionar tus acciones y las de los demás para lograr que hagan lo que tú quieres, y además, no cumples esas amenazas y condicionamientos, deja de hacerlo. Estás perdiendo autoridad y respeto de tus hijos y dejando al miedo ganar terreno en tu relación con tus hijos. Muchos hijos adolescentes sienten la imposición del adulto continua con los gritos, el condicionamiento y las amenazas como algo negativamente retador o abrumador y aplastante, entonces, la respuesta puede ser la rebeldía absoluta, la sumisión total (anulación del joven), la hipocresía mezclada con cobardía (“por ahora lo hago y hasta sonrío, porque me estás gritando, pero apenas voltees, hago lo que quiero”) o la venganza (“deja que te vayas y haré algo peor para que así me grites más duro”) y ninguna de las cuatro reacciones son productivas para ellos ni para ti como padre. Es más factible que si hablas con firmeza (que no es grosería ni gritar sino hablar con fundamento, asertividad y serenidad), respeto y amabilidad, ganes el respeto de tus hijos y de todos los que te rodean al igual que entender que no siempre tendrás la razón de todo ni que todo se debe hacer como tú consideras. Somos padres, pero no dioses, no tenemos la verdad absoluta ni conocemos todos los factores para llevar al éxito al mundo entero en nuestras manos, así que no necesariamente tenemos el de nuestro hijo.

3.   Evita los sermones constantes y las miradas reprobatorias por cada cosa que haga o diga tu hijo. No hay mayor separación padre-hijo que esos gestos no verbales, como la “volteada de ojos” o las “miradas matadoras” que no dejan espacio a la aceptación o tolerancia del otro y ni qué hablar de los sermones. Tu hijo se siente completamente aislado, señalado y fuera de lugar cuando está contigo y tú reaccionas de esta manera. Sí, es muy difícil no reaccionar así cuando te dice algo que tú ves como inaceptable, loco o ilógico, estamos de acuerdo, más de una vez yo también lo he hecho, ¡Que somos humanos no robots! Y, ahí es cuando de nuevo, vienen la empatía y el enfoque en soluciones a nuestro rescate. No queremos quedarnos enfocados sólo en el problema, sin resolverlo y estar quejándonos todo el día, si no, en cómo solucionamos de manera equilibrada o de la manera más tranquila ese problema. Así que, ponte en su lugar, él está conociendo el mundo y quiere disfrutarlo, él, como tú, tendrá que pasar por momentos duros, donde algunas veces, saldrá lastimado pero, al igual que a ti, estará vivo y eso lo hará aprender sobre la vida, no es quitándole esos momentos de aprendizaje que él va a madurar. Recuerda eres una guía en la vida de tu hijo, no eres su dueño, él necesitará pasar por esas amenazas y desafíos de la adolescencia para ser adulto, es parte de la vida. Por supuesto, ahora no es irte al otro lado, dejarlo hacer todo lo que quiera sin ningún límite o regla, eso sería ser padre permisivo y también tiene efectos negativos muy poderosos y como es un tema delicado y profundo, aquí, en este tema sí que te recomiendo una guía profesional si estás teniendo dificultades en ese sentido o dudas sobre cómo no ser más un padre autoritario o permisivo. Más vale prevenir que lamentar, ¡Que en crianza ningún hijo nació con un libro de instrucciones bajo el brazo y necesitamos una guía profesional!

4.   Valida, valora y reconoce los logros y cualidades de tu hijo. Si sólo te centras en lo negativo y en el miedo a que fracase, estarás dejando de lado sus logros y virtudes y entonces, podrás tener un hijo que, como respuesta, se convierta en un ser perfeccionista y exigente de sí mismo y de todo y de todos. Un ser poco tolerante e infeliz que le hará a los demás la vida infeliz también, que no reconocerá la importancia de los errores, del perdón y de entender que los seres humanos estamos en constante evolución y aprendizaje y que sólo cayendo nos levantamos. Reconocer, validar y valorar logros es parte importante de todo un sistema social e individual psicológico ya registrado como un factor protector de la inteligencia emocional. Si tú eres capaz de visualizar lo valioso en tu hijo y transmitírselo, y él puede reconocerse como alguien valioso dentro del sistema familiar y social por sus aptitudes, actitudes y potencialidades personales, será un foco de resiliencia esencial en el futuro cuando necesite enfrentarse a los desafíos personales que minen su valía o que por presión social lo puedan llevar a tomar decisiones improductivas para su vida (y sí me refiero a “malas compañías”, drogas, facilismo, agresión/acoso escolar, etc.) es en ese momento en el que tu validación de lo valioso que es él, marcará la diferencia en su decisión y acción, tú le habrás ayudado a formar el primer factor protector de inteligencia emocional, habrás cumplido con tu misión de padre: formar para que tu hijo viva independiente de ti y con herramientas para ser feliz y aportar a la sociedad desde su unicidad.    

Referencias

Barrett, P. (2011) AMISTAD para siempre. Brisbane, Australia: Barrett Research Resources Pty Ltd.

Brackett, M., Salovey, P., Rivers, S. et al. (2013) Emotion Skills as a Protective Factor for Risky Behaviors Among College Students. Journal of College Student Development. Vol. 54.No. 2 March/April 2013.

Brackett, M.A., Mayer, J.D. & Warner R.M. (2004). Emotional Intelligence and its relation to everyday behavior. Personality and individual differences, 36, 1387-1402.

Mayer, J.D., Salovey, P., & Caruso, D.R. (2008) Emotional intelligence: new ability or eclectic traits?. American Psychologist, 63, 503-517.

Nelsen, J., Glenn, S., Lott, L. (2007) Disciplina Positiva A-Z. Ediciones Ruz. México.

Nelsen, J. (2009) Disciplina Positiva. Ediciones Ruz. México.

Rivers, S.E., Reyna, V.F. & Mills B. (2008). Risking taking under the influence: a fuzzy-trace theory of emotion in adolescence. Developmental Review, 28, 107-144.

4 comentarios:

  1. Gracias Jassel por estas indicaciones, me parecen muy prácticas y bien fundamentadas. Como tú bien dices a veces, aunque conocemos la teoría y dado que somos humanos, nos dejamos llevar por nuestros instintos y reaccionamos inadecuadamente, provocando el desencuentro. Sin embargo rectificar, desaprender y corregir son tres verbos que debemos practicar sin descanso con nuestros hijos.
    Felicidades por tu trabajo y gracias de nuevo Jassel.

    ResponderBorrar
  2. Gracias a ti por leerme Marce! De acuerdo contigo! :) Abrazos!

    ResponderBorrar
  3. Jassel bellisimo y super oportuno. Gracias por tu escrito. Un beso.

    ResponderBorrar
  4. Gracias, Pamela! Cómo me alegra que haya llegado en un momento oportuno!

    ResponderBorrar