“Y aprendí, a
través de mi hijo y gracias al ejercicio de ser madre, que el
aprendizaje de la lectura es vital para comunicarse; conocer, entender e
interpretar el mundo.”
El aprendizaje de la lectura - Un aprendizaje vital para comunicarse; conocer, entender e
interpretar el mundo.
Mi nombre es Ilse Carolina Peña Camargo* soy abogada
y madre joven aprendiendo el oficio de ser mamá en el mundo de hoy. He decidido
compartir con otras mujeres y madres como yo, en este espacio al que fui
invitada por Jassel, cómo ha sido la experiencia del aprendizaje de la lectura
con mi hijo Santiago.
Hace casi doce meses Santiago leyó por primera vez.
Contaba con cinco años cuando comenzó. Al iniciar el proceso lo apoyé en su
deseo de hacerlo cada noche; momento de vernos y de compartir. Hoy disfruta de una
de las primeras exigencias básicas para comunicarse: leer, y yo disfruto del
placer de compartir con él esta actividad.
La ganancia es para los dos pues también he aprendido
con esta experiencia sobre temas que creía no iba a conocer nunca; me di cuenta
que cuando leemos con y para nuestros hijos, si nos preparamos antes de hacer
la lectura, nos habilitamos para transmitir con claridad el conocimiento que
necesitan y aún algo más importante, podremos descubrir con anterioridad qué
idea, ejemplo o ilustración podrá ayudarme a explicarle la lectura y así
ayudarle a entenderla. Es más, he descubierto que, a diferencia de nuestros
padres, nosotros tenemos una gran ventaja y es que hoy al querer instruirnos y
asesorarnos podemos acudir fácilmente a la información a través de la
tecnología (internet y medios de comunicación masivos) y así mismo seleccionar lo
que nos interese o nos parezca útil en este proceso.
Las ideas con las que iniciamos el aprendizaje en
casa y que continuamos para apoyar la labor diaria de su maestra en el jardín, las
emprendimos y consolidamos en la práctica como acciones pedagógicas y lúdicas que
me llevaron a decidir ser parte activa de su proceso. Sus opiniones cambiaron o
reafirmaron mi metodología para mejorar su aprendizaje. Si como guía hubiera
optado por una metodología tradicional o represiva en la que no le diera el
poder de evaluar y reconsiderar la manera en la que le estaba enseñando, seguramente
al lograrlo, leer sería para él un lastre, una actividad tediosa y sin ninguna
gracia que le obstaculizaría la aprehensión del conocimiento en su niñez y en
el futuro. Desafortunadamente aún hay maestros que no han modificado sus
creencias y no van más allá del prejuicio “la letra con sangre, entra” y hay
muchos padres que no saben cómo ser un instrumento positivo en el proceso de
lectura de sus hijos, por ello, a
continuación les comparto algunos tips y experiencias que nacieron de nuestra
vivencia, espero les sirvan para practicar en casa con sus hijos:
- Santi y yo dispusimos de tiempo exclusivo para el
desarrollo pleno de esta actividad. Y eso nos ha cambiado la vida. Si sólo
tenemos 20 minutos, no importa, que sean sólo 20 minutos pero que ese tiempo
sea especialmente para nuestra convivencia con la lectura. Claro, si es posible
agendar más, ¡Genial!
- Aprendimos y seguimos aprendiendo juntos. El aprendizaje es de doble vía, mi hijo está aprendiendo a leer y yo estoy aprendiendo cuál es la mejor metodología para enseñarle, además de los contenidos ricos en valores e historias pedagógicas.
- Aprendimos y seguimos aprendiendo juntos. El aprendizaje es de doble vía, mi hijo está aprendiendo a leer y yo estoy aprendiendo cuál es la mejor metodología para enseñarle, además de los contenidos ricos en valores e historias pedagógicas.
- El aprendizaje en esta actividad ocurre cada vez
que nos dedicamos a ella. Si practicamos con frecuencia en un horario establecido
es posible un resultado positivo.
- Descubrimos que aprender a leer es un
momento para divertirse, no para sufrir y que también podemos jugar a la hora
de aprender. Por ejemplo, al leer una historia con personajes, los
caracterizamos y les “damos vida” “poniéndoles voces” diferentes, según como
sea el personaje y si hay que disfrazarse y actuar, ¡actuamos, también!
- Cada vez que mi hijo no leyó o se equivocó
leyendo, le repetí el pedazo faltante y él lo repitió también. Pero no con
gritos ni con palabras ofensivas, yo le expliqué la importancia de hacerlo y la
razón pedagógica detrás. No lo obligué porque “la letra con sangre” no entra,
los golpes y los gritos, de emplearse para que aprendan, traerán como
consecuencia, que el niño asocie el aprendizaje de la lectura o de cualquier
conocimiento como un castigo y que padres e hijos se distancien y dejen de
disfrutar el momento, viéndose obligados a leer por compromiso, nada más.
- Nos apropiamos de la lectura: como ya mencioné, modulamos nuestras voces de acuerdo a los personajes de las historias. Así llamo la atención de Santiago, se entusiasma y tiene expectativas sobre lo que leerá más adelante, quiénes son los personajes, qué hacen y qué harán.
- Cuando Santiago está leyendo y de repente se paraliza, le recuerdo aquella parte del texto que no puede leer repasando la vocal con todas las consonantes hasta que la identifique, por ejemplo si es “da” lo que no puede leer, entonces yo le digo: 'da, de, di, do, du' para que el recuerde y diga: “ah ya sé: es “da”!”
- Cuando Santi quiere hacer planas para repasar por escrito las letras que ya identifica al leer, la tarea para él se llama “juego”.
- Tratamos de jugar muy en serio al rol
orientador y orientado. Cuando Santi identifica las letras y se produce la
lectura, es momento de darle la oportunidad de leerme, él orienta la lectura;
luego cambiamos de roles, de orientado a orientador, de nuevo.
- Trato de no estar ansiosa en este proceso y
le permito a Santi que avance en la lectura de manera progresiva y sin
acelerarle su ritmo para aprender; le permito que escuche de nuevo y que retome
su rol como aprendiz.
- Ha sido indispensable y esencial en el proceso el leer cada noche, que no haya una excepción.
Finalmente, les aseguro que leer les develará el mundo a sus hijos y les ayudará a descubrir el que llevan dentro al igual que, les afianzará su vínculo como padres e hijos y les hará a ustedes, como padres, vivir y recordar nuevas experiencias inolvidables.
*Ilse
Carolina Peña Camargo es coautora del libro “Te Amaría pero ya Estoy Muerta –
Relatos de Amores Urbanos” abogada de la Universidad
La Gran Colombia, Directora de Servicios
Legales Personas y Procesos (Slegalespp) y escribe interesantes y breves
artículos como columnista de la Revista Virtual Simpecado. Su dirección de email para contactarte con ella es: ilcapeca@gmail.com
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