Muchos les temen a las personas cuando están molestas, enojadas, tristes o “muy
emocionadas” porque, de alguna manera, las perciben como una amenaza, sin embargo, no hay nada más útil que una persona que te expresa su emoción, pues, al contrario de una que calla, con ésta sí que sabes dónde y cómo estás parado para esta persona; su enojo es un aviso sincero que agradecemos. Sabemos que no nos va tirar un cuchillo a la espalda, mientras dormimos a su lado plácidamente. Si nos lo tira, lo hará de frente y a plena luz, así podremos defendernos.
Por otro lado, el miedo que sentimos al ver a alguien furioso es una respuesta
natural de nuestra estructura humana que se pone en modo defensa inmediatamente.
Es importante tener claro que todas las
emociones que los seres humanos somos capaces de sentir tienen un propósito
evolutivo y obedecen a factores neuropsicológicos que nos han acompañado por
miles de años. Es decir, todas las emociones, nos gusten o no, tienen su razón de ser y su utilidad en nuestras
vidas por ello, nos han acompañado todo este tiempo.
Sin
embargo, somos nosotros los que les damos una interpretación negativa a las emociones porque además tenemos una tendencia aprendida a valorar más la razón que la emoción. Esto como resultado de nuestra educación cultural y familiar.
¿Cuándo
la molestia o el enojo es útil y efectiva?
El
enojo es útil siempre porque es la forma en la que nuestro sistema
neuroendocrino y nuestro programa emocional se manifiesta, nos protege, nos
avisa y le avisa a los otros a nuestro alrededor que estamos inconformes con
alguna situación o hecho y que nos está hiriendo de alguna manera. Esto le ayuda al otro a responder frente a nuestra emoción, le da una guía de que algo va a cambiar o si no, se agudizará la diferencia entre nosotros y la molestia del otro.
Es
efectivo el enojo, cuando:
* Expresamos
molestia sobre el hecho concreto que nos genera la inconformidad.
* Le
informamos directamente a la persona implicada con respeto, claridad y
honestidad aquello que nos molesta.
* Ofrecemos
opciones de soluciones al evento que nos molesta, no atacamos ni etiquetamos a
la persona, sólo hablamos del hecho que nos molesta.
* Pedimos tiempo al otro, respiramos y organizamos nuestras ideas antes de entrar en discusión con el otro.
¿Cuándo
obstaculizamos el poder de nuestras emociones y minimizamos la efectividad y
utilidad del enojo?
Siempre
que:
* Reprimimos
nuestra emoción de molestia por “educación” y miedo al “qué dirán” pues ese
cortisol, adrenalina y demás hormonas que hemos generado, por psicosomatización,
se quedarán dentro de nosotros y en meses o años, nos afectará nuestra salud
física de distintas maneras como dolores de cabeza, asma, disturbios
hormonales, cardíacos y hasta cáncer.
* Hacemos
una explosión, algunas veces con la persona incorrecta, debido a la represión
constante de muchos hechos unidos del pasado que terminan por funcionar como
“olla de presión”.
* Iniciamos
y fomentamos comentarios en personas de nuestra comunidad llenos de insatisfacción
alrededor del hecho y con respecto a las personas involucradas sin estar ellas
presentes (lo que se califica comúnmente como hablar “a las espaldas” de
alguien o “chismosear”) y generamos un ambiente destructivo y 0 útil en nuestro
contexto.
Sí,
la rabia, al igual que todas las emociones, se puede usar con efectividad en la
resolución de problemas.
*Psicóloga
y Coach online, Master en Neurociencias, certificada en Inteligencia Emocional. www.jasselarzuza.com www.ifniec.com
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