"Es que me desespera que no entienda que así no debe ser, ¿Acaso eso no se lo enseñaron en su casa, que eso no se hace?, ¿Tú sí me entiendes, verdad, que eso está mal hecho y que yo tengo la razón?"
Cliente en Coaching de Parejas y Terapia en Inteligencia Emocional, Colombia
Una de las relaciones con mayor capacidad de aumentar
nuestro desarrollo personal es la relación de pareja. Evidentemente, al
convivir con tu pareja, descubres que lo que te enseñaron en casa como “buenas costumbres”,
lo “correcto”, lo que “debe ser” no necesariamente es verdad absoluta en todas
las familias, culturas, países. Y, no es que esté “mal” o “bien” tu forma de
ver la vida, de pensar, de expresarte, de hacer las cosas, (claro, siempre y
cuando no dañes a terceros), simplemente, puede ser muy distinta a la de tu
pareja.
Consecuentemente, de varias maneras, la relación de
pareja y, específicamente, la convivencia, plantea muchos retos a la
inteligencia emocional y social de una persona, tanto que hasta podríamos
llegar a decir que tomamos un examen diario de habilidades psicoemocionales
cuando interactuamos con nuestra pareja y que es nuestro mejor maestro para ser mejores personas.
Y, aunque el crecimiento personal es gigante, las
dificultades en el relacionamiento, usualmente, también lo son, especialmente,
cuando tu pareja es de una cultura, sociedad, o, círculo social diferente al tuyo.
Por ello, el relacionamiento con una pareja, que puede
presentarse desde la adolescencia, inicia y marca el camino a la adultez joven, pues es
necesariamente, un alejamiento al “todo lo que sé y soy me viene de mi familia,
mi educación y mi cultura”; es un desprendimiento del egocentrismo de las
etapas infantiles, esa época donde todo se resume a mi percepción y mis
creencias propias y circundantes, no hay cabida para más. Al iniciar relaciones de pareja, te enfrentas al mundo real donde todo es diverso, rico en diferencias y ya debdes dejas atrás a tu "burbuja" infantil.
Es por esto que, hay tanto dolor, discusión y fricción
entre las parejas en las tomas de decisiones y en las conversaciones en
las que se comparten puntos de vista: en nuestro egocentrismo infantil, lo cual
es un comportamiento típico de las primeras fases del desarrollo neuropsicosocial de cualquier ser
humano, estamos convencidos de que nuestro punto no es sólo válido si no, el
único válido, útil, lógico, con sentido, etc. Y tenemos la tendencia a
invalidar al otro con tanta facilidad y, en contraste, rápidamente, justificar
el nuestro.
Se requiere, entonces, de mucha guía y ayuda profesional para
afrontar estas situaciones, estos cambios naturales, con inteligencia emocional
y social para comprender lo que sucede en nuestro interior, para entender este
choque y superar esta fase sin llegar a herirnos y a herir al otro en el
proceso.
Sobre todo, se necesita de una gran dosis de empatía,
autoanálisis, autorreflexión, amor y respeto (pero verdadero respeto, no el de
la opresión y el autoritarismo del siglo pasado) para no morir en el intento, o
más bien, para no matar la relación en el camino, porque es casi seguro que nos
vamos a herir, como dice la canción: “Everybody hurts, sometimes”, así que,
para convivir en armonía: a cambiar, a tratarnos con más flexibilidad, libertad
y aceptación real de lo que somos y de lo que el otro es.
*Psicóloga
y Coach Online, Master en Neurociencias, certificada en Inteligencia Emocional. Complemento del artículo escrito para el periódico latino de Toronto, Correo Canadiense.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario