domingo, 8 de septiembre de 2013

Celos, Poligamia y Monogamia II


 “Con todo y que le pedí perdón, él sigue revisando mis correos, mis mensajes de celular, mis WhatsApp y hasta mi Facebook! Esto es muy duro para mí y lo peor: creo que no recuperaré su confianza en mí, nunca más”

 Como síntesis de la parte I tenemos que:

-Los celos son estados afectivos naturales y todos los sentimos.
-Definición de celos: cuidado e interés en aquello que se ama; inquietud y pesar ante la sospecha de perder lo que se ama.
-Pueden tener origen genético, evolutivo, biológico y afectivo-social.
-La monogamia social se presenta en sólo unos animales.
-La monogamia sexual es muy rara en la naturaleza, casi exclusiva del ser humano.
-El ser humano es naturalmente, como cualquier otro animal, polígamo sexual.
-De 185 sociedades humanas sólo 29 son monógamas.
-50% de los hombres y 30% de las mujeres occidentales admite haber sido infiel a su pareja por lo menos una vez.
-Para el ser humano es natural el caminar, no lo es patinar ni tocar un violín y sin embargo, son acciones posibles y factibles, así que la monogamia sí es posible, tal como el arte que se cultiva y se disfruta, aunque no sea natural.
-Natural es una bacteria y un virus pero no necesariamente bueno para el hombre; así pasa con la poligamia, es lo natural para el ser humano pero, entre otras razones, por sus implicaciones genéticas, no es lo evolutivamente bueno ni inteligente.

Retomemos el concepto de monogamia social. La monogamia, explicado por la primatóloga estadounidense Amy Porter, es un constructo completamente social y evolutivo pues son los animales cuyas crías son frágiles, los que lo desarrollan. Es así como según esta teoría, en la monogamia social, machos y hembras forman parejas estables sólo para cuidar de sus crías; si el macho o la hembra salen a buscar comida y en el camino se encuentran con otra pareja en celo, no tienen inconveniente alguno de involucrarse con ella y volver a su hogar sin problema. Conceptos subyacentes: celos y supervivencia evolutiva.

Sin embargo, hay hoy otras dos teorías más, fundamentadas en estudios recientes, uno de ellos publicado por “Science 2” en Agosto de este año, donde se estudió 2545 especies de mamíferos. En él, analizados los resultados, se afirma que la monogamia social en los mamíferos surgió luego de que la intolerancia de los machos frente a sus congéneres fuera tan alta, debido a que no podían evitar que otros machos cortejaran y fecundaran a sus hembras, que eso les obligó a generar una estrategia de adaptación que les asegurara su propia descendencia: la monogamia. Conceptos subyacentes: celos y supervivencia evolutiva.

El “Proceedings of the National Academy of the United States of America”  (PNAS) publicó en Junio de este año otro estudio que establece al infanticidio como el factor causante de la monogamia social en primates. En éste, se estudiaron 230 especies de primates y se explica cómo por ser las crías de nuestra especie altriciales (débiles al nacer) y que requieren de largos períodos de lactancia, estando la madre sola sin la compañía del padre en la crianza (crianza monoparental), los deja indefensos para que los otros machos de la especie los asesinen. De tal forma que, los primates más desarrollados, al ser  padres de las crías, para evitar el infanticidio, desarrollaron como estrategia el cuidado biparental y así surgió la monogamia social. Conceptos subyacentes: celos y supervivencia evolutiva.

Sea una teoría u otra, todas apuntan a que la monogamia responde a supervivencia evolutiva y a los celos, entendidos estos en sus dos acepciones: como cuidado e interés en lo que se ama e inquietud ante la sospecha de perder lo que se ama.

Entonces, los celos sí son algo natural en el ser humano y en los primates, seres que cuidan, quieren y no desean perder aquello que se ama.

Ahora bien, la monogamia sexual sí es un concepto casi que exclusivamente humano, compartido por algunas sociedades y fuertemente recomendado en algunas religiones como la judeo-cristiana. La sociología, la psicología evolucionista, la bioquímica, las neurociencias y la socioantropología son algunas de las ciencias que se han dedicado a estudiar el surgimiento del concepto.

Es importante entender aquí, que fuera de generar debates de ética, religión, creencias o costumbres, el objetivo de este artículo es compartir los resultados de las investigaciones científicas.

Con ello explico que, más allá de la religión o las creencias sobre las relaciones interpersonales que se tengan, los estudios científicos reportan que la decisión de los seres humanos de fortalecer el concepto de monogamia sexual tiene varias razones: búsqueda de sanidad sexual (evitar la transmisión de enfermedades sexuales), apoyo sostenido en la crianza (generación del núcleo familiar), garantía de descendencia, perpetuación de la especie, protección de los bienes y propiedad (mantenimiento de la clase económica), mejoramiento de la clase económica (aumento de ingresos con la unión de fuerza laboral),  aseguramiento de jerarquía social (matrimonios por conveniencia), conservación de creencias religiosas (matrimonios por pertenecer a la misma comunidad religiosa), preservación cultural y herencia ideológica (matrimonios por costumbres culturales, creencias y misma ciudad o país de origen), por compañía (para no envejecer solos), por valores socioafectivos (amor, cariño, seguridad emocional), entre otros.

Hay además, otro componente en la monogamia sexual muy interesante que está dando mucho de qué hablar en el mundo científico y que apenas desde hace algunos años se está estudiando y es el de la bioquímica y la genética. Su importancia radica en que algunos estudios muestran que la monogamia viene dada por cambios permanentes en los cromosomas que pueden determinar crías monógamas (factores epigenéticos). Es decir que, en teoría, la monogamia sexual se podría presentar en una generación y transmitirse a la otra generación. Resulta que la monogamia, según estudios en los ratones de la pradera que muestran una alta tasa de monogamia sexual, depende también de unas hormonas secretadas en el cerebro (neurotransmisores vasopresina, dopamina y oxitocina) y sus receptores. Dependiendo del funcionamiento de los receptores y del comportamiento y cantidad secretada de estas hormonas en el cerebro, hay o no una tendencia a la monogamia. El experimento demostró que al inyectar sustancias que generan la presencia de la monogamia, ésta se mantuvo en la relación de la pareja (Wang, H., 2013).

Ahora bien, está demostrado que en los seres humanos hay cantidades variadas de oxitocina, dopamina y vasopresina por individuos (unos tienen más, otros tienen menos) y que estas cantidades juegan un papel importante en la predisposición a la infidelidad. Con lo cual el panorama se convierte en uno más difícil pues, bioquímicamente, se cumpliría eso de “una vez que se es infiel, siempre se es infiel” es decir, aunque no quieras afectivamente herir a tu pareja, el factor bioquímico puede jugarte una mala pasada (Laslocky, 2013) y así, de alguna manera, los celos entre las parejas humanas quedarían muy justificados.

En fin, entre más ahondamos en el tema, es fácil comprender por qué ser infiel y ser celoso es natural entre los seres humanos y así le quitamos el color y el rechazo social que tanto genera. Añadámosle ahora las experiencias personales previas con la pareja actual y con parejas anteriores, y ahora, añadámosle las experiencias culturales, y ahora, añadámosle las experiencias familiares. En palabras concretas: si has tenido parejas que han sido infieles o si tu pareja actual te ha sido infiel, si has crecido en una cultura donde la infidelidad es alta y consentida, si has sido criado en una familia con un alto índice de infidelidad, pues resultará que, socialmente, además de biológica y evolutivamente, tú, yo y nosotros, todos tenemos un alto grado de probabilidad de experimentar celos en algún momento de nuestras vidas y aún más, de llegar a los niveles de celos patológicos.

¿Cómo hacer para que esos celos no terminen con la ya difícil tarea de mantener la monogamia sexual? Primero que todo, hay que tener claro que los celos, al igual que todos los temas de pareja, se deben tratar con la pareja, es decir, para que la relación pueda ser funcional, los acuerdos y cambios de comportamiento deben ser consensuados hasta cierto punto y se requiere del compromiso de los dos. Dicho esto, he aquí algunos tips:

1. Estrategias – Observa los momentos que te hacen sentir desconfianza de tu pareja. Analízalos y luego conversa sinceramente con tu pareja y explícale los momentos en que sus palabras o acciones activan en ti los celos. De manera tal, que puedan acordar qué estrategias utilizar para evitar la aparición de esas palabras o conductas. Si no encuentran esas estrategias, busquen ayuda profesional que les haga el acompañamiento psicológico adecuado.

2. Comuníquense – Una de las quejas constante en la consulta es la comunicación ineficiente entre las parejas que lleva a la desconfianza. Para evitar mayor desconfianza, pídele a tu pareja que evite omisiones de sus actividades, de las personas que frecuenta o de los planes que le surgen; pues, aunque no esté siendo infiel, pero ya tenga en su haber algún desliz, suceden situaciones como esta: dejar a tu esposo en la oficina porque tiene una cita urgente con un cliente importante y 30 min. después salir con tus amigas al “Juan Valdez” y encontrarlo con su bella asistente compartiendo un café. Esta situación puede activar tus celos inmediatamente, aunque luego él te explique que al terminar la reunión, ella le pidió que lo acompañara porque quería celebrar el inicio de su noviazgo con aquel amigo de infancia.    

3. Mantente ocupado – Cuando tienes actividades diarias que atender: trabajo, hobbies,  deportes, pintura, escultura, fotografía, etc., esto mantiene tu mente llena de ideas positivas y enfocadas en la actividad que estás atendiendo. Lo cual distrae tu mente de ideas sobre lo que estará haciendo tu pareja sin ti.

4. Asóciate – Asóciate a grupos de oración, de costura, de ciclistas, de lectores, a organizaciones o fundaciones con actividades sociales y comunitarias; la asociación que tú quieras pero que sea con fines constructivos y positivos. Esto te permitirá sentirte bien contigo mismo, conocer más gente, ampliar tu círculo social y compartir con personas diferentes a tu pareja, lo cual te generará más seguridad y ampliará a su vez, tu mentalidad e ideas sobre las relaciones de parejas.

5. Libérate – Evita los pensamientos negativos y sobre todo, evita las fantasías sobre lo que pueda estar haciendo tu pareja a través de ayudas cognitivo conductuales como repetición de pensamientos o frases positivas: “Yo soy una persona muy valiosa. Soy deseado por mi pareja que me eligió y está conmigo porque me quiere y me valora”.

6. Juntos – Comparte actividades con tu pareja y sus amigos, compañeros y familiares para que los conozcas y sientas que participas del mismo círculo.

7. Terapia – Asiste a terapia cuando sientas que ya no puedes controlarte y estás dañando tu relación a un punto de no retorno.
 

Referencias

Laslocky, M. (2013) The Little Book of Heartbreak: Love Gone Wrong Through the Ages. Plume/Penguin.

Wang, H.; Duclot, F.; Liu, Y.; Wang, Z.; Kabbaj, M. (2013). Histone Deacetylase Inhibitors Facilitate partner Preference Formation in Female Praririe Voles. Nature Neuroscience 16, June 2013, pp. 919 – 924.



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